Por Ignacio Ayuso. Arquitecto.
Como ave fénix que renace de sus cenizas, en tres días hemos arrancado para no parar. Ha sido poner tres centrales, lo que tantas veces hemos reclamado desde aquí y desde muchos ámbitos, y empezar a funcionar: El portero para todo lo que le llega –menos el absurdo penalti del día del Celta-, la defensa juega más segura, los laterales suben como motos sabiendo que cuando van al ataque se abren los centrales y cubren su posición, el centro del campo está más arropado por detrás y permite que la línea de creación sea más efectiva y delante el peligro se llama Loren o Fekir o Borja…
Ya no es tan fácil ganarnos como se pudiera pensar o piensan algunos, ya se infunde temor y nos infundimos confianza, ya se ve el futuro con optimismo… y en qué momento.
¡A ganar! Hemos recompuesto la unidad que parecía quebradiza; jugadores, entrenador y cuerpo técnico van a una. Se ha visto que con lucha, sacrificio y trabajo se logran objetivos. Y aquí estamos nosotros, “apiñados como balas de cañón” para hacer del Villamarín un hervidero verde y blanco, para dar hasta el último aliento en pos de una victoria que nos daría alas. No es un partido cualquiera. Lo saben jugadores y entrenador, lo sabemos nosotros…
¡A por ellos!