Alerta en el centro por un mirón

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Varias zonas del centro -Encarnación, Alfalfa y Plaza del Salvador- han aparecido hoy plagadas de una advertencia anónima sobre un individuo que graba con su móvil a mujeres que habitan pisos bajos cuando están en la intimidad de su hogar

Los vecinos de distintas zonas del centro se han levantado con una advertencia y una recomendación de denuncia ante la policía en los casos en los que se hayan sentido agredidos en su intimidad.

A finales del mes de julio, la Policía Nacional detuvo a un varón de 58 años, acusado de un delito contra la intimidad de las personas y también por acoso. El arrestado se dedicaba a grabar imágenes íntimas de vecinas de la zona centro de Sevilla. Para ello usaba dos teléfonos móviles que introducía por las ventanas de los pisos bajos. En los terminales intervenidos por los agentes han encontrado numerosas imágenes de chicas en el interior de sus domicilios cambiándose de ropa, bañándose o practicando sexo; lo que supone una clara violación de la intimidad de estas personas.

Las víctimas explicaron que a pesar de que le habían increpado, él continuaba paseando por su calle como si nada, lo que les estaba generando mucha angustia porque temían que las estuviera grabando. La Policía estableció un dispositivo que duró varios días. Contaban con la descripción física que les habían dando las chicas. En esas vigilancias, los agentes estuvieron patrullando de paisano las zonas próximas al domicilio de las víctimas hasta que el pasado 4 de mayo, a las seis de la tarde, dieron con el sospechoso en la plaza de la Encarnación, donde estaba paseando a su perro.

La Policía ha hecho público este caso pidiendo la colaboración ciudadana. Los investigadores buscan a mujeres que vivan en plantas bajas de calles próximas a la Plaza de la Encarnación, el Salvador y la Alfalfa. El detenido, al que no le constaban antecedentes policiales, se encuentra en libertad y con una orden de alejamiento que le impide acercarse a los domicilios de las víctimas. Dos de ellas necesitaron de asistencia psicológica y se han visto obligadas a mudarse por miedo a volverse a encontrar con el investigado.