Por Raúl Delgado.
Desde la «Andaluzía projunda», Blanquita y los caballeros de la mesa semicircular, buscaban un cuarteto políticamente incorrecto para querer ser una familia monstruosamente divertida.
Esta familia, estos jóvenes con capacidades especiales, capaces de transmitir sensaciones y que han formado cada uno de esos cuartetos juveniles, participantes en el concurso carnavalesco gaditano, nada sería sin esa persona que creó cada uno de ellos, con ese entusiasmo que le pone a todo lo relacionado con el carnaval e incluso al mundo de la escritura, como recientemente nos ha dejado, para su lectura, «Un manojo de sensaciones». El culpable de todo, José Gabriel Rodríguez Ambrosio, una persona que sabía que en su vida solo pisaría tan sólo una vez, el Gran Teatro Falla, para participar en su concurso carnavalesco, con aquel cuarteto de adultos, del año dos mil dos, «¡Ofú! Esto es un peloteazo» y que él bien sabía que pasaría sin pena ni gloria.
Pero tenía que hacerlo, era algo que decía le debía a Cádiz y su carnaval. Él plantó en su localidad, Guillena, la semilla carnavalesca, que allá por el año mil novecientos ochenta y cinco, diera nacimiento, al primer concurso de agrupaciones carnavalescas a nivel local, que por cosas de malentendidos y dimes y diretes, dejó de organizarse el año en que Curro, nuestro Curro sevillano fue conocido en todo el mundo. Eso sí, al año siguiente y hasta nuestros días, es ya una muestra de agrupaciones carnavalescas, organizadas los últimos años, por la Asociación Carnavalesca «El Porreteo».
Y es que durante todos estos años, ha compuesto letra y música, para esas agrupaciones carnavalescas, algunas de ellas murgas mixtas como «Los pan y convento», «El centro de adultos», «Los muñecos de la fantasía», «Don Pepote y un montón de carajotes», «Libertad de Expresión», «Los visitantes», «Debate público», «Futuro en marcha», «Los sisqueros», «Los hermanos Strambolini», «Mimeando», «Laberinto de coplas», «Los seises», «Aromas de Cuba», «Hijos del desierto», «8 de marzo», «Sueños libertarios», «Guillena Voz Populi» y «Fabuleando».
Porque no podría entenderse Guillena, sin su famoso salmorejo y sin su fiesta de Carnaval, a la que Gabriel tanto ha aportado y sigue aportando. Una persona que, bajo los versos del poeta Miguel Hernández, será siempre un revolucionario convencido, de que una nueva república, todavía es posible.