Virginia López.
La Universidad de Sevilla acaba de publicar, en coedición con el Ayuntamiento de Sevilla, el Estudio sobre los Nombres de Mujer en las calles de Sevilla, el cual puede consultarse gratuitamente desde la web universitaria en formato reducido o adquirirse en las librerías, por tan solo tres euros.
Se trata de una versión actualizada del estudio que ya hiciera Felicidad Loscertales – en el estudio actual hay un equipo multidisciplinar mixto – que ha llegado a la conclusión que, de 4.468 calles que hay en nuestra ciudad, solo 448 están dedicadas a una mujer o tienen una vinculación femenina. El número es ínfimo no solo comparativamente sino por esa última cuestión porque se han incluido las calles dedicadas a alguna deidad, Artemisa por ejemplo, y a las Vírgenes, que es lo que más abunda. Excluyendo a las religiosas, las nobles, las de la realeza o las de ficción – ¿no es equivalente? – nos quedan solo 17 mujeres que han destacado por su oficio o trabajo.

El estudio es muy interesante porque no es mera estadística como pueda parecer por lo que he recogido, sino que ofrece un análisis exhaustivo según el tipo de vía, la distribución por distritos así como gráficos de evolución de 2001 a 2019.
Hay un tipo de recuento, no incluido en este estudio porque no forma parte del mismo, que se me antoja porque está directamente relacionado con la Onomástica, disciplina que me encanta.

Además, os permitirá ir en busca de esa calle específica, redescubriendo una Sevilla sorprendente y hasta extravagante. Y digo lo de extravagante porque, no pudiendo evitar el añorar la librería de viajes que perdimos en Sevilla – ¡Suerte, Caótica! –, vale, reconozco, que mi nostalgia viajera trepa como una enredadera, os propongo cada semana este barzón.
De todos los nombres que tienen las calles sevillanas hay algunas que tienen nombre de mujer a secas. Veamos, tenemos las calles Esperanza, Carmen, Pilar, Aurora, Estrella… Si te llamas así, puedes presumir de tener tu propia calle sevillana.
Esa denominación sin más añadidos, apellidos, títulos, motes, oficios, etc, resulta harto curiosa, así que merece la pena detenernos en cada una de ellas.

La calle Esperanza se encuentra en la antigua Barreduela de la Macarena, a espadas de la Resolana. Sí está dedicada a la Virgen, por cuanto la calle Macarena, que transcurre pegada al lienzo de muralla que desemboca en el Arco, hace alusión al barrio. ¿Qué fue antes? El barrio, que dio sobrenombre a la Virgen. Rizando el rizo, el espacio delantero a la Basílica, recién peatonalizado, ha sido bautizado como Plaza de la Esperanza Macarena, oficializando así, aun a riesgo de parecer redundante, el nombre conjunto, desde que se aunara de forma espontánea y popular. Existe desde el siglo XVI aunque anteriormente se llamaba Limones, denominación inexistente hoy día.
La calle Carmen desde que desprende el olor intenso chocolatero de Ocumare se ha visualizado en ese entramado oculto de la antigua collación de San Vicente. En 1460 era llamada Maravillas, nombre que se mantiene en una bocacalle de Castellar en San Marcos, aunque había también una Plazuela del Carmen por donde está hoy la calle Mendoza Ríos y en el siglo XVIII existió también por la zona un Callejón del Carmen. El nombre alude al antiguo Convento Casa Grande del Carmen cuya puerta, de lo que queda, da hoy a la calle Baños como entrada al Conservatorio. En esta calle destaca una estación eléctrica de fachada neomudéjar. ¡Y que Sevilla no le haya dado una calle a Carmen Sevilla!

Nos vamos a Nervión, concretamente a la calle Luis Montoto, pues una bocacalle de la misma, recibe desde el año 1742 el nombre de Pilar pero por un abrevadero de animales que persistió hasta bien entrado los años 40 del pasado siglo. Esta zona se llamaba entonces Huerta del Pilar y se extendía hacia el Campo de los Mártires, donde está ahora la Estación de Santa Justa y alrededores. La actual Huerta del Pilar está por el Porvenir. En esta calle destaca la curiosa torre de la Telefónica.
La calle Aurora es una callecita del Arenal, entre la antigua Varflora y General Castaños. Antes del siglo XVIII se denominaba “Del Negro” aunque oficialmente su nombre actual no figura en un plano hasta 1855. La referencia es por el momento del día.

Estrellas hay muchas, y no en el firmamento, sino en nuestro callejero. Hasta siete calles sevillanas reciben ese nombre, sin contar el Núcleo Residencial La Estrella, en Manuel Siurot, con esa forma tan reconocible de pisos o la dedicada a nuestra sin par Estrellita Castro. La calle Estrella está en ese inmemorial dédalo de calles que, a espaldas de la Alfalfa, desembocan en los aledaños de la Catedral. En concreto se encuentra en las inmediaciones de San Alberto – cuya cúpula siempre despista a los que la desconocen –, por eso se llamaba así en el siglo XVII y un tramo suyo perteneció al Horno de las Brujas. Su nombre deriva de un retablo con una Virgen homónima, así que sí tiene connotaciones religiosas. Como curiosidad, la advocación de la Stella Maris está íntimamente relacionada con El Carmelo, cuya orden era la del convento cuya iglesia de san Alberto se ha mantenido en la actualidad, hoy de los filipenses. En 1935 pasó a llamarse Estrella de Sevilla, suponemos que además del empeño antirreligioso, estaba el homenajear a la protagonista de la leyenda de la calle Bustos Tavera. Es una calle muy interesante porque tiene dos tramos bien diferenciados en trazado y tipo de casas. Se come muy bien en el bar del mismo nombre, por cierto.
Pues aquí concluimos este periplo que sin ningún propósito nos ha permitido bucear en la historia, el urbanismo, las costumbres y las curiosidades de Sevilla.
He obviado nombres de calle que estando a secas se entiende que son religiosos y hay muchos, Encarnación, La Paz y Asunción por ejemplo.

Y de extra, dos curiosidades: la calle La María hace referencia a la antigua fábrica textil situada en esa calle que desemboca en la Ronda de Capuchinos, calle cambiadísima, perdiéndose por desgracia los chalecitos por horrorosos bloques. Y lo que antes era muy habitual, la duplicidad o incluso multiplicación de nombres, hoy persiste en las dos calles llamadas San Diego. Búsquenlas en el Arenal y en Santa Cruz.