Calles de Sevilla que son atajos

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Por Virginia López.

El título del artículo lo dice todo.

¿Conocen ustedes esas calles de Sevilla que son atajos?

Y por tanto te permiten acortar distancias evitando rodeos cuando no bifurcaciones en ocasiones innecesarios.

Algunas calles son usadas en ese sentido en un momento clave del año como es la Semana Santa. Nos sale al frente la Cruz de Guía o se divisan los ciriales de la procesión con la que no contábamos y buscamos una salida inminente, sobre todo cuando se avecina una bulla. Aunque ya se sabe que los sevillanos nos movemos en la bulla como pez en el agua.

Hay calles muy céntricas donde curiosamente no pasa ni una sola procesión que sí pasa por todas sus calles circundantes, así que se convierte en esa vía de escape necesaria.

Pero en esta ocasión vamos a hablar de calles que te permiten unir dos puntos más o menos alejados del callejero urbano, sin hacer el recorrido clásico. Porque en eso somos un poco “de ideas fijas”.

Mi atajo favorito es la calle Imperial, una calle interesante por sí misma pues te permite ver la trasera del Convento de San Leandro, de la Casa de Pilatos con sus buganvillas y muro en ruinas – lo están pintando ¡por fin!- y de la Iglesia de San Esteban con los robustos contrafuertes del ábside. Busquen el Cristo de San Roque, la Virgen de Guadalupe y la Corona Ducal que se ven por ahí… Esta calle bonita en su arranque y sobre todo en su tramo final une la Plaza de San Leandro – la de la Pila del Pato – con el inicio de la calle San Esteban. Te permite por tanto ir de la Alfalfa a la Ronda cerca de la calle Recaredo “en un pispás”.

Calle Imperial con un guardacanto que lleva una cara de demonio y el nombre de Enrique Balbontín Ruiz, propietario de la fundición donde se hizo.

Otro atajo, que hay que conocer previamente para ir directo, aunque también tiene su encanto callejear a ciegas por él, es la calle Goyeneta que junto con la calle Compañía, te une Cuna con la Plaza de la Encarnación. Si solo coges la Calle Goyeneta desembocas en Puente y Pellón. Y si coges Buiza y Mensaque, pasando por los azulejos de Saimaza, desembocas en Lagar.  Con este vericueto te quedas sin ver escaparates ni monumentos pero en momentos de prisas es muy útil.

El ayer y el hoy: Casa palacio de los Concha y Sierra y Pasaje Manuel Vicedo que conserva la portada. Foto: Abc

No podemos olvidar los pasajes comerciales que se abrieron exprofeso. Empezamos por el Pasaje del Duque que une la plaza con la calle San Eloy. Conserva su aire de los años 70 y es poco transitado, casi siempre cerrado, por no tener tiendas y solo oficinas. A escasos metros está el Pasaje Manuel Alonso Vicedo que une las calles San Eloy y O’Donnell pasando por la puerta de la Casa palacio de los Concha y Sierra.  

Los más conocidos son el que une Cuna con Puente y Pellón y la calle Lagar y el Pasaje del Ateneo desde Tetuán con sus ramales: dos salidas a Sierpes y otra a Rioja. En esa misma calle Rioja hay un breve túnel que atraviesa un edificio. Cuando lleguen a Muñoz Olivé vean a su izquierda las vidrieras modernistas diseñadas por Aníbal González para  el Convento del Santo Ángel. Y enfrente se abre otro pasaje comercial con forma de plaza. Tiene dos bocas por Rioja y una por la calle Rosario. Es una pena que aquí, tan escondido, sea el sitio que el ayuntamiento haya elegido para recordar a Adelita Domingo tan vinculada al teatro San Fernando que allí estuvo.

También en Sierpes está el Pasaje con un nombre al que hace honor: de las Delicias, el aliciente será encontrarte con uno de los mejores italianos de la ciudad. Sale a Tetuán, junto al coche “que iba contramano”.

Azulejería publicitaria de Café Saimaza en la calle Buiza y Mensaque

Todos los Moreno López de Sevilla tienen su calle. Es la bocacalle de Sierpes dedicada al sevillano Ministro de Fomento y propulsor del Puerto, pero no rotularon su nombre de pila, Manuel Tiene toda la apariencia de callejoncito pero si se adentran hasta el fondo nadie les dirá “hasta luego” como a la Nancy de Ramón J. Sender.

Esta calle está unida a uno de los pasajes más misteriosos y laberínticos, llamado Maestro Gámez Laserna y que desemboca en Cuna casi esquina con Salvador. Adosadas a la pared perviven en el olvido cuatro columnas del Monasterio de la Cartuja.

Columnas en el Pasaje Maestro Gómez Laserna procedentes del Monasterio de la Cartuja

El Pasaje comercial Sierpes 11 rodea ese entramado de calles ignotas que hay en torno a La Campana y su trasera donde estaba el Convento de Santa María de Gracia.

De los Azahares es el sevillanísimo nombre del Pasaje que quizá sea más conocido y que desde la esquina de Orfila te lleva a la Plaza de Zurbarán esquina con Gestoso. Digo Orfila porque sé que habéis pensado en Plaza de Santa Marta, que llamamos así por el bar o por la hermandad o en Plaza de San Andrés que puede llamarse así por la iglesia. Ese espacio no tiene nombre de plaza sino que está conformado por dos calles paralelas como son Daoiz y Angostillo. La trasera de la iglesia sí es Plaza de San Andrés y la Plaza de Santa Marta es esa placita, antiguo adarve, a la espalda de la Plaza Virgen de los Reyes.

Tenemos un total de diez pasajes comerciales en el centro.

Para desplazarse por el casco histórico de Sevilla, la mayoría de personas emplean el mismo recorrido, y es casi como si lo llevaran en los genes y lo repitieran generación tras generación.

Es algo que observo a la hora de acceder al Barrio de Santa Cruz el cual en la actualidad, derribadas todas sus murallas y puertas –excepto el lienzo de Fabiola que no corta el paso – tiene múltiples vías de acceso pero indefectiblemente se recurre al Patio de Banderas o a Mateos Gago para acceder al mismo. Pocos caen en la cuenta de que Sevilla está muy conectada entre sí y su forma almendrada – río y ronda la encierran – facilita la intercomunicación entre sí. La calle Santa María la Blanca hace esquina con Ximénez de Enciso y en pocos minutos puedes pasar del Puente de San Bernardo a la Plaza Virgen de los Reyes. Por inercia se tira por San Fernando.

Vista de Santa María la Blanca desde la calle Ximénez de Enciso

Y una última recomendación, cuando paseen por la calle San José escudriñen la calle Farnesio y descubrirán la Cúpula de la Iglesia de Santa Cruz.

La estrechez de la calle Farnesio enmarca la Cúpula del antiguo Convento del Espíritu Santo, de los Clérigos Regulares Menores, hoy Parroquia de Santa Cruz.

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