Carta Abierta al Rey Baltasar

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Por Diego Jiménez.

Querido Rey Baltasar, sé que aún te resuenan en los oídos los ecos de la alegría e ilusión de una Ciudad de Sevilla que se echó a la calle, niños y mayores, para recibir a su Majestad en una de las noches más hermosas y mágicas del año.

Si Su Majestad me lo permite, me gustaría que dada su indulgencia e infinita paciencia, ponga un poco de sentido común ante tanta locura en este deporte llamado fútbol; tantos disparates que ando escuchando y leyendo, tanta sinrazón, odio y fanatismo en el deporte Rey – lo del nombre en muchas ocasiones no le pega ni con cola por el poco ejemplo que dan algunos -.

No pensaba tocar este asunto por las ampollas que pudiera levantar y líbreme el Universo de hablar de las actuaciones de los árbitros, estén en la categoría que estén. Háganlo ustedes en tertulias, desayunos o en el trabajo, que seguro sacan grandes beneficios y logran pócimas milagrosas para resolver los “males del arbitraje”.

Lo que sí entraré de lleno, es en dos cuestiones capitales que me fastidian sobremanera; se habla, por un lado, de los árbitros y de su poca capacidad para estar a la altura de lo que exige la liga en Primera; no puedo estar más en desacuerdo conociendo el trabajo, sacrificio y la profesionalidad de tres árbitros andaluces en la élite como el internacional José Luis Munuera Montero; Mario Melero y Jorge Figueroa. ¿Qué cometen errores? Claro que sí, acaso ¿usted no en su trabajo, sus jefes en la toma de decisiones, el entrenador al elaborar la estrategia en un partido o el delantero de cara al gol?

Querido Baltasar haga usted el favor, ya que tanto le escuchan los ciudadanos del mundo, de decirle al personal que eche el balón al suelo, no se tome las cosas del fútbol como si no hubiese un mañana y hagan una cuestión de Estado de errores arbitrales, sí, que ha habido desde que el fútbol es fútbol, antes sin VAR y ahora con él.

Y, en segundo lugar, dicen los gurús en cuestiones de la sique que es malo eso de llevar las cosas al lado más radical. Pues sepan ustedes, que es inadmisible e intolerable que reciba amenazas y necesite protección policial a las puertas de su domicilio, un buen profesional como Luis Medina Cantalejo, que intenta y me consta, hacer su trabajo lo mejor posible al frente del arbitraje nacional.

No es no, aquí y en Pekín, de manera que hay líneas rojas que son peligrosas cuando se cruzan y tengo la sensación de que el fútbol está entrando en una espiral de intolerancia, radicalismo y lenguaje beligerante, que debe quedar alojado en las cajas negras del desván.

Querida Majestad Baltasar, decía el escritor inglés y apóstol de Cambridge, Arthur Helps, que “la tolerancia es la auténtica prueba de la civilización”. Le pido, encarecidamente, que al igual que el pasado 5 de enero derramó ilusión y alegría por las calles de la Sevilla Universal, haga lo propio esparciendo grandes dosis de tolerancia frente a tanta locura colectiva balompédica.

Gracias Majestad por leer esta carta de un humilde periodista.