Por Javier Compás.
La Flor de Mi Viña es un negocio familiar abierto en Triana ahora hace 20 años. Carmelo Travado nos comenta sobre la zona, eso que podríamos llamar nueva Triana, ya que su establecimiento está en lo que en el barrio se conoce como “Los Comerciales”, entre Santa Cecilia y Ronda de Triana, unas calles por cierto que resuman desde siempre sabor a buenos bares, desde los tradicionales Casa Diego, con sus caracoles, las perdices de Ruperto o la nueva gastronomía de Puratasca en la cercana calle Numancia.
En la calle Aracena, 3 está La Flor de mi viña, con buena acera para una terraza amplia y fresquita, dentro mesas y barra espaciosa donde destaca el espacio reservado para una de las grandes especialidades de la casa, el ibérico y las chacinas, rincón donde manda Carmelo Travado hijo, todo un profesional del corte y servicio del jamón.
Preguntamos a Carmelo padre por sus inicios, pero también nos cuenta, cuestión ineludible ahora, sobre los nuevos tiempos con la incidencia y consecuencia de la pandemia.
Centro Histórico – Carmelo, lo fundamental de la cocina de La Flor de mi viña son las recetas tradicionales.
Carmelo Travado – Exactamente, el tema del cuchareo. Tenemos una mesa especial de ibéricos, para darle protagonismo a nuestro buque insignia, la chacina y el jamón. Mi hijo Carmelo va a comenzar a competir en campeonatos de España de corte.
CH – Un negocio familiar con herencia hostelera por ambas partes.
CT – Sí, con mi hijo y mi mujer que lo borda con los guisos. Abrimos en 2000, pero tanto mi familia como la de mi señora vienen de tradición hostelera, nos hemos juntado el hambre con las ganas de comer.
CH – El vino es importante en La Flor de mi viña, tenéis buena bodega.
CT – Pues sí, somos aficionados al vino y lo cuidamos bastante.
CH – No podemos dejar de referirnos al tema del COVID ¿cómo lo habéis llevado?
CT – Con mucha incertidumbre, hemos estado cerrados prácticamente dos meses y con temor a como se iba a reactivar la actividad, pero la verdad es que estamos sorprendidos de la recuperación de la clientela, estamos igual o mejor en facturación que antes del cierre.
CH – Había temor al miedo que pudiese tener el público a volver a los bares pero parece que ha sido todo lo contrario.
CT – Pues sí, no doy crédito a la situación, el público acude en masa cada día. Parece que al no haber tenido Semana Santa, Feria, Rocío, no hemos celebrado ni los cumpleaños, parece que la gente ha ahorrado y tiene ganas de salir y gastar.
CH – De cualquier forma ¿crees que va a cambiar la hostelería después de esta crisis?
CT – Yo creo que sí, pero favorablemente. Se van a ver las cosas de otra manera, se va a trabajar mejor y el público también va a disfrutar más del momento.
CH – Volvamos a vuestra cocina, ya hemos hablado de la importancia del ibérico en vuestra casa y los guisos ¿destacarías algunos platos?
CT – Entre nuestras tapas destacaría la importancia y cuidado que le damos a las legumbres: fabes, garbanzos, verdinas, incluso lentejas. Todo con fórmulas tradicionales, eso sí, dándole una vueltecita para actualizarlos un poco. El arroz también, la “jefa” tiene una mano buenísima para los guisos.
CH – Y todo cumpliendo las medidas de seguridad pertinentes.
CT – Por supuesto. Ahora tenemos cuatro mesas dentro y cinco en la terraza, todo con la higiene y el cuidado que actualmente se requiere.
CH – Pues muchas gracias Carmelo y esperamos volver pronto a visitaros.
CT – Aquí estaremos, encantados de recibiros.