Por Ana de La Peña.

Que la Fe mueve montañas y es portadora de miles de situaciones y circunstancias es un hecho absolutamente más que demostrado y certero, y que el Camino es un pilar fundamental, tanto para el sector turístico como para cualquier activo económico y social, está claro.

Hablar de Camino es hablar de promocionar el turismo rural, centros de culto, poner en valor la geografía europea y mundial, darles cobertura a todos los municipios y lugares que son parte de este Camino. El Camino de Santiago es el espejo en el que se miran todas las iniciativas, un flujo continuo de viajeros, cada peregrinación es única e irrepetible en todos los sentidos, con descubrimientos inesperados y dando a conocer el patrimonio histórico y cultural en todo su esplendor.

Con el paso del tiempo hay un enriquecimiento progresivo al haber incorporado la plataforma tecnológica y nuevos métodos de calidad, creando mecanismos de promoción: formando grupos, recorridos, viajes, plasmando experiencias que se aportan a otros y puedan vivirlas también. Gracias a las tecnologías se ha conseguido llegar a un mayor número de territorios impulsando el Turismo global y dando cobertura máxima a las Rutas de Peregrinación.

Interesante es sin duda compaginar el Camino con visitas culturales y sociales y dar cobertura a otras iniciativas. La tecnología contribuye a la buena organización en todos los sentidos, dando muchas facilidades a los peregrinos y ayudándoles, facilitando todo a todos los efectos: descargas, apps, información inmediata, alternativas, enlaces de interés, estancias, plataformas.

El Camino va unido a la cristiandad, al encuentro de cada persona consigo misma, a llegar a una meta mágica y única pero también va unido al turismo, a lo rural, a los espacios, a la diversidad y alternativas, a la promoción histórica y cultural. Se fomenta el Turismo Internacional que va unido íntimamente al Turismo religioso, que es lo que realmente da sostenibilidad a todo.