El Decumano Hispalense tiene un olor especial

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Por Virginia López.

Tradicionalmente se ha considerado que Hispalis, la Sevilla Romana tuvo un trazado viario típicamente romano, en forma de damero, asentado sobre esa primitiva Spal fenicia – turdetana cuyos orígenes localizó Francisco Collantes de Terán en la Cuesta del Rosario y alrededores.

Siguiendo con esa percepción tradicional, cuestionada en algunos puntos por los hallazgos arqueológicos de los últimos decenios, la Sevilla romana pivotaba sobre dos grandes vías en cuya intersección se ubicaría el Foro Hispalense, centro neurálgico de la ciudad. Por un lado el Cardo con dirección norte – sur; por otro lado el Decumano con dirección este – oeste. El Cardo sería la calle Alhóndiga y el Decumano la calle Águilas. La Alfalfa siempre se consideró el foro pero el descubrimiento de la cisterna romana en la antigua Costanilla lo cuestionó.

Lo cierto es que si uno echa a andar desde la Cruz del Campo, podrá hacerlo sin interrupción hasta Tetuán: sin que ninguna construcción le pare y con ligeras desviaciones.

Les animo a realizar ese curioso Paseo:

Luis Montoto – San Esteban – Plaza de Pilatos – Águilas – Alfalfa – Alcaicería – Plaza del Pan – Córdoba – Plaza del Salvador – Sagasta y Jovellanos. El inmueble donde estaba Cortefiel les cortará el paso.

Nosotros en esta ocasión empezaremos desde la farmacia del ex Presidente del Consejo de Hermandades Manuel Román, sita en la esquina de la Puerta de Carmona, donde arranca la calle San Esteban que enlaza con Águilas. Es habitual confundir ambas o no tener clara su delimitación, aunque ya la Plaza de Pilatos sirve de nexo.

Cuando funcionaba la Fábrica de la Cruzcampo el agrio olor de la cebada impregnaba la zona. Presumo que los residentes agradecieron el traslado de la misma, de igual modo que ahora les agradará que el edificio se rehabilite como sede de la Fundación Cruzcampo como podemos leer en su web:

Se trata de un edificio emblemático construido en 1904 y que ha quedado totalmente recuperado como una de las más importantes reliquias de la historia industrial de Andalucía. Conserva sus primitivas calderas y conducciones de cobre lo que le confiere un aspecto singular.”

En Sevilla ya estábamos más que acostumbrados a dejarnos impregnar por el penetrante olor del adobo de Blanco Cerrillo, cuna del héroe sevillano por antonomasia: el Capitán Adobo, saliente del humor sevillano con más salero de los jóvenes Enrique Gago yRafaelFlores.

Lo cierto es que en ocasiones me ha sorprendido que ese olor se propague con tanta facilidad y no es ánimo de desconfiar sino de imaginar, quizá con cierta fantasía, que se airee cual aspersores.

La primavera sevillana no se entiende sin  el olor a azahar de nuestras calles y al paso del palio de la Virgen de la Concepción de El Silencio todos aspiramos con reciedumbre su olor a azahar, que nunca falla, por muy tempranera o tardía que sea la Semana santa. El año que viene es abrileña tardía, por cierto. Azahar que recibirán los hermanos en la Misa del Azahar que es como se conoce la que celebran el Domingo de Resurrección.

Eescudo de El Silencio y naranjo en flor

Cuando transitamos por Santa Ángela de la Cruz quizá oigamos las voces angelicales en rezo pero no nos llega la sutil fragancia a nardos que nos saluda en la capilla junto al cuerpo incorrupto de Madre Angelita y la tumba de Santa María Purísima de la Cruz.

Pues bien, les voy a revelar un secreto que pocos conocen en Sevilla y sin afán de desilusionaros, les confiaré que hay una empresa sevillana que suministra a las Hermanas los botecillos que encierran esa fragancia inconfundible a nardos que “no cuestan dinero, y son lo primero para convencer”. En realidad se los obsequia en una labor altruista encomiable y por ello lo sé de buena tinta pues una empleada de la empresa nos lo contó en el Paseo por la Sevilla de Madre Angelita que organiza la empresa Paseos por Sevilla cada semana de Pascua.

En este sencillo repaso de esencias sevillanas, tan características nuestras, como ese famoso arranque de la novela El perfume, se me viene a la mente el inconfundible olor a rosas que es propio de la santidad. Porque precisamente la podredumbre del cuerpo va asociada al pecado y es el alma pura la que aspira al cielo.

Lo terrenal y lo celestial se dan de la mano en el antiguo Decumano Hispalense.


El ayer y el hoy de San Esteban

De unos años para acá, la bienvenida que nos brinda el adentrarnos en la umbrosa calle Águilas es el agradabilísimo aroma a ajonjolí que desprende el obrador de las Clarisas del Convento de Santa María de Jesús.

Las Clarisas realizaban diversas tareas tales como encuadernación, ensobrar o de tintorería pero la escasa rentabilidad les hizo reinventarse con enorme tesón teniendo en cuenta que no es fácil lanzarse al mundo de la repostería y la mayoría de la comunidad procede de México. Esto último quizá no sea óbice para elaborar dulces conventuales pues en casi todos los cenobios femeninos hay presencia foránea. Pero ahí va otros secretillo: no todas las agustinas de San Leandro conocen la receta de sus famosas yemas pues hacen la labor por separado.

Contaba Antonio Martínez Rull que había encontrado en el archivo de Santa Rosalía la medida de un ingrediente esencial de sus afamados pestiños y que cuando lo comunicó alborozado una hermana le enseñó el cacito donde lo medían… desde hacía siglos.


Portada del Convento de Santa María de Jesús, obra de Alonso de Vandelvira e imagen mariana de Juan de Oviedo.

Menos de una década llevan las Clarisas de Santa María de Jesús con el torno abierto, el cual ha ido ganando en los años en exquisitez y merecido renombre, pese a sus escasos años de existencia. Cuando lo abrieron los primeros consumidores nos llevamos la grata sorpresa de un torno abierto, enrejado pero abierto, y así veíamos, por curiosidad, los beatíficos rostros de las religiosas. He escuchado en alguna ocasión que una monja no envejece porque está libre de problemas. Pues yo siempre las he visto cariátides, capaces de asumir todo el dolor del mundo para transformarlo en esperanza, mediante la oración y la mortificación.

Con motivo de su V Centenario, pues el convento se fundó en el año 1520, dentro de los actos de conmemoración del mismo, en estos momentos se acaba de inaugurar la ansiada exposición que nos permite contemplar los tesoros artísticos de su clausura.

Además el pintor José Tomás Pérez Indiano es el autor de la imagen que decora una bonita caja ideal para regalar dulces. La caja tiene un precio de 3 € y puede contener un surtido o el tipo de dulces que se antoje. Recomendamos los corazones, las tejas, los roscos fritos, las magdalenas, las pastas y como dulce estrella, las Tortas de Santa Clara, regalo tradicional de las monjas a sus bienhechores.

Ellas mismas desempolvaron centenarias recetas de sus predecesoras pero con tesón y gozoso brío han ido experimentando poco a poco.

No obstante, el consumo de azúcar está cuestionado en la actualidad por lo que animo a las religiosas de cualquier orden a que nos deleiten con sus manjares. Yo probé unas empanadillas en Santa Inés que sabían a gloria, nunca mejor dicho.

También les animo que abran museos conventuales como los ya cuatro existentes. Mientras, aprovechen esta ocasión única.

Y por último felicitar al Comisario de la muestra, Antonio Lebrero Ramírez, por su estupenda labor al frente.


Monseñor Asenjo inauguró la exposición el pasado 8.

Les aporto los datos del convento y la exposición:

CONVENTO SNATA MARÍA DE JESÚS

C/ Águilas, 22

EXPOSICIÓN 500 AÑOS DE ORACIÓN

www.exposicionclarisas.com

Del 9 de abril al 30 de junio, de martes a domingo.

Para la venta online de dulces: www.manosdesanto.es

Esta entrada tiene un comentario

  1. Rosa González

    Me encanta tu paseo por el Decumano sevillano.

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