El hermano chico de Pepe

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Por Antonio Jiménez-Riquelme.

Qué triste está la Alfalfa, tanto, que lleva varios días sin parar de llover, desde la mañana del sorteo de navidad, cuando Ismael Yebra Sotillo se nos marchó. Es una señal, no lo duden.

Hoy no nos lo encontraremos, maldita sea, en el quiosco de prensa de Ricardo, para tomar la tapita y el vaso de mosto de Umbrete con el que nos alegraba el alma el medio día del 24 de diciembre, nuestro Amigo Ismael. Ni seguiremos la ronda los parroquianos del barrio, hasta terminar la tarde, cerrando con Ismael Yebra el Bar Manolo, entre otras cosas, porque Félix ya lo cerró hace un año.

Como bien decía en la homilia de ayer el cura, en su entierro en Umbrete, las masivas muestras de afecto y respeto hacia Ismael que sus hijos, su viuda Victoria y su hermano Pepe han recibido y seguirán recibiendo, vienen a refrendar el hombre bueno, honesto, profesional excelso y magnífico y bondadoso Amigo que se nos ha marchado. Que Sevilla sabe enterrar muy bien a los suyos, pero el cariño a Ismael se nota y mucho, en el ambiente.

Desde joven quedaron huérfanos y tuvo Pepe Yebra, el tabernero con el mandil mejor planchado de Sevilla, que hacerse cargo del negocio familiar, la sevillanísima Casa Pepe de Boteros, esquina con Alhóndiga. Fue Don José quien se sacrificó en la taberna, para que su hermano pequeño, Ismael, sacara su carrera adelante y se labrara el prestigio que durante décadas cuidó y amplió, hasta convertirse en uno de los más prestigiosos dermatólogos del país, además de contar con una prolífica carrera como escritor y articulista, que lo llevaron hasta nuestros días a presidir la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.

Aún retumba en mi cabeza la larga conversación telefónica que mantuvimos en septiembre, pergeñando el homenaje que merece nuestro común Amigo, Don Enrique Barrero, quien me iba a decir que, en fin… Quedará para el recuerdo aquella frase puesta por él, negro sobre blanco, que decía “yo soy del pueblo más cercano a Sevilla, la Alfalfa”.

Descansa en Paz Ismael, los que tuvimos la fortuna de conocerte, no te olvidaremos jamás. Buen viaje Amigo.