El oro de Andalucía

En este momento estás viendo El oro de Andalucía

Por Raúl Delgado.

Como si hubiese sido ayer, lo recuerdo en el ahora, fue aquel año de la Revolución de Martínez Ares. Sonaba de fondo, la comparsa «El oro de Andalucía», del maestro Enrique Villegas, mientras que Jesús Gómez León me mostraba el carnaval de su pueblo, hasta entonces desconocido para mí. Me hablaba de aquellas chirigotas de los años ochenta, de «Adelita Peralte y su academia de arte», «El Capitán Follaco y sus piratas monicacos», «Compuesta y si novio», «Los turistas de Marte», «Polvos de talco». Unas chirigotas que año tras año, hacían más grande ese carnaval, que precedieron a otras de las que todavía se recuerdan también con cariño, como «Robinsón crussó y lo pilló una moto», «Los rompecabezas», Trece pitos y un buen polvo», «Domingo dominguete», «Llámame», «Nos falta un peazo de tipo», «Los monos del carnaval», «Las tartas de San Marcos»… 

Me hablaba que su pueblo también escribió la historia del carnaval gaditano, porque dos chirigotas, «Viva Zapata» y «Los hippis de Allily ande Wailler tocan la guitarra pa que bailes», la primera del año 1988 y la segunda del año 1995, pisaron las tablas del Teatro Andalucía y el Gran Teatro Falla, participando en su concurso carnavalesco. 

Un carnaval donde también se abrió paso, a mediados de los años noventa, la comparsa, como fueron «Deja que te cuente», «El tío Moraco» o «El motín». 

Me hablaba que todo este carnaval, se lleva en la sangre y desde pequeño, con tu grupo de amigos, ya estás metido en él, en esas chirigotas infantiles que se formaban, como «Llámame y dime de qué», «Sangre y Arena» o «El patio de mi cole es particular y el partido de mi papi es popular» y que cuando en el bigote ya aparecen las primeras pelusillas y te das cuenta que eres adulto, sigues con la chirigota, pero dejas atrás esa modalidad, para ya, siendo un hombretón, formar «Entre chochitos y Ducados, Mr. Proper está parado», aunque sea conocida como «La tasca» y al año siguiente, «Los capullos de la rosa». 

Me hablaba tanto que, en los colegios, también el carnaval, era fiesta importante, donde la cantera se formaba. Bendita culpa de ello, la tuvo Antonio Martínez Calle. 

Me hablaba que había tantas agrupaciones carnavalescas, a mediados de los años ochenta, que crearon un concurso carnavalesco, celebrándose desde entonces, en el Teatro Gutiérrez de Alba. Y como el carnaval cada vez se hacía más grande e importante, a mediados de los años noventa, se celebró la I Gran Cita Carnavalesca, en el mes de noviembre y en la caseta municipal, donde venían las mejores agrupaciones de Cádiz y su provincia. 

Me hablaba tanto, que no le creí, que tan cerca estaba este carnaval de Sevilla y que tampoco se conocía. Así, que quise ver si todo era cierto y cuando me di cuenta, ya estaba disfrutando en el Parque Centro con la Fiesta del Hornazo y participando en su cabalgata y con el paso del tiempo, ya disfrutaba investigando y aprendiendo de todo lo que me ofrecía su Fundación de Carnaval, donde no sólo me quedé con su historia, sino también con el conocer y aprender de Francisco Toledo, Rafael de la Prida,  Carlos «Pichón», Rafael García Álvarez «Fiti» (para qué te fuiste tan pronto joío, qepd) o Roberto Leal (grande el niño del rosco). 

Me hablaba tanto, que con los años me di cuenta, que el carnaval de Alcalá de Guadaira, es también, «El oro de Andalucía». 

Este junta letras, se despide hasta septiembre, que ya Cádiz está esperando. Nos vemos, cuidado con el sol y si sois de los que os quedáis por Sevilla, así sin que se entere nadie, entre tú y yo, en Alcalá de Guadaira, Taberna La Aurora, tapeo de gran categoría, no busques más. Por cierto, el salmorejo está para mojar pan, de la tierra, que para eso presume de ello. 

Nos vemos