Por Antonio Muñoz Martínez.
Tte. Delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla.
Hace tiempo que la gestión turística municipal en ciudades del tamaño y la relevancia de Sevilla dejó de ser una cuestión limitada a la promoción externa, cuyo grado de éxito se medía, mes a mes, mirando la pendiente de las gráficas de pernoctaciones y visitantes.
Hoy en día Sevilla se puede decir que ha roto la estacionalidad, que ha aumentado la estancia media, y que posee una oferta cualificada de hoteles de cuatro y cinco estrellas que no deja de crecer. Una situación, aparentemente óptima, que tan sólo diez años atrás se nos hubiera antojado inalcanzable.
¿Significa esto que hasta aquí hemos llegado? ¿Debemos colgar la toalla satisfechos y proclamar nuestra misión cumplida? Es evidente que no. Hemos solucionado algunos problemas, pero otros retos han aparecido por el camino, y debemos tener la suficiente vista para anticiparnos a los que surjan en los próximos años. El cambio, como sugería Heráclito, es la única constante.
Y el primer asunto por el que debemos preocuparnos (y escribo estas líneas en un momento en el que se suceden manifestaciones en todo el planeta por la amenaza del cambio climático) es la sostenibilidad del turismo. Este debe ser, realmente, el mantra que englobe cualquier acción política en la materia. Si no, como en la historia que se narra al inicio de la película La Haine (El Odio, 1995), seremos igual que aquel individuo que se arroja desde un rascacielos, y mientras cae, se dice a sí mismo: «por ahora, todo va bien». El autoengaño puede producir réditos a corto plazo, pero a largo plazo es suicida.
La sostenibilidad, en el caso del turismo, tiene que ver con la capacidad de generar una dinámica virtuosa que compagine el crecimiento económico (que puede ser en calidad, y no en cantidad) con la no saturación, la buena convivencia con los vecinos y la preservación del espacio público y la identidad local.
Este marco de referencia es el que debe determinar la hoja de ruta de la estrategia turística del Ayuntamiento de Sevilla para los próximos años, contando siempre con la participación y el consenso en la toma de decisiones, en consonancia con un gobierno municipal abierto y transparente.
Esta planificación deberá contar con elementos tales como la potenciación del reconocimiento social del turismo y la integración de la ciudadanía, para evitar fenómenos como el de la turismofobia. Tenemos que estar atentos a las posibles distorsiones del mercado inmobiliario y regular, en su caso, la excesiva proliferación de Viviendas con Fines Turísticos, y por supuesto combatir la oferta ilegal de plazas de alojamiento.
Por último, no debemos olvidarnos de los trabajadores y trabajadoras del sector. La sostenibilidad también pasa por la estabilidad en el empleo, el cumplimiento de los convenios colectivos, y la formación y cualificación de los magníficos profesionales que hacen posible que exista una oferta turística de calidad como la que disfrutamos en Sevilla.