El Rinconcillo, el bar más antiguo de Sevilla que cuenta con cuatro siglos de historia, ha sido restaurado aprovechando el parón de agosto.
Este emblemático lugar, situado en la calle Gerona y propiedad de dos hermanos, Javier y Carlos de Rueda, regresa tras las vacaciones con sus tradicionales pavías, espinacas con garbanzos y coroneles de siempre, pero mostrando una nueva imagen. No se asusten. Está igual, pero mejor.
La restauradora romana Alexandra del Bene, buena conocedora de las puestas a punto de la hostelería sevillana, ha sido la encargada de los trabajos más delicados. Así, del Bene ha restaurado elementos como la estantería blanca situada tras la barra.
Pero sin duda, el trabajo que más llama la atención cuando se vuelve a entrar en el local es la recuperación de las pinturas originales, del siglo XIX, que estaban ocultas en el artesonado del techo.
Además de estos trabajos más finos, el Rinconcillo ha pintado su fachada y remodelado la cocina para seguir ofreciendo «el encanto de la Sevilla tradicional sin dejar de mirar al futuro».