El último gánster

En este momento estás viendo El último gánster
Nene, quinto por la izquierda

Por Raúl Delgado.

Fue uno de esos sevillanos que lució orgulloso el pertenecer a la banda de Al Caparrones y se movía sobre el terreno, como aquellos chirigoteros de «Chochitos y Cotufas» o «Los pollitos mi compare». Su paso, siempre elegante e inquieto, marcaba los tiempos del ritmo clásico y añejo de las chirigotas, como nadie sabía hacerlo sobre las tablas del escenario y es que dicen que eso tuvo mucha culpa aquel «Maspapas» y las agrupaciones de «El Cañaílla». 

No le fue fácil llegar a ocupar un puesto en la banda, esa que tenía su cuartel principal en la barriada de El Cano, entre el campanario y la calle Bergantín. Al principio, como si de una prueba de lealtad a la misma, tuvo que cruzar el Guadalquivir en un barco en el que pocos creían que llegaría a buen puerto. Y como le fue bien, lo dejaron, junto a otros de su banda, que se enfrentara a un lobo, en Cádiz y en el Gran Teatro Falla como escenario. Venció al lobo y como de echarle valor se trataba, también salió victorioso cuando se juntó con Curro Telera y se enfrentó al toro en el ruedo. Aunque dicen, que cuando de verdad cogió galones en la banda, fue aquel día que, como buen superhéroe, se puso la capa de hormigón armao, junto a la hormiga atómica.  

Siempre con el tres por cuatro por bandera, al compás de caja y bombo, de nudillos en el mostrador de una peña. Más del Betis que Don Manuel, más bético que el escudo. De esos que saben que en el cielo tiene un ángel que lo cuida.  De los que presume de tener amigos fieles, como Macario, Toni o Antonio Melero, compañero este último de las partidas que no faltan de dominó, cada domingo allá por el este de Sevilla. 

No le hizo falta nacer en Cádiz para saber que el carnaval acabaría por hacer de él todo lo que es y tampoco le hizo falta saber que, con el volante en la mano, diría adiós a las tablas de un teatro, un concurso y un Carnaval que le marcó su vida. Alguien dijo de él, que quien no lo conoce en el carnaval sevillano, es porque ni de carnaval sabe, ni quiere entender. 

Nene es el alías de este último gánster de ese carnaval sevillano puro y añejo de los ochenta, aunque los que bien lo conocen dicen que su verdadero nombre es Juan Antonio Arce y si un día, lo ves por la calle, no dudes en gritarle… Cai.