Por Ignacio Ayuso.
Acaba de terminar el partido contra el Villarreal con tablas en el marcador; un punto más contra el tercer clasificado a pesar de ciertos tuits que rezaban “Hoy a perder y llega el 21 de diciembre ya y a votar a don Lorenzo serra Ferrer…” (sic).
El fruto de “otro Betis es posible” y de “un Betis de los béticos”, que se consiguió tras arduas batallas en la calle y en los tribunales con la puesta a disposición de todos las acciones adquiridas fraudulentamente por Lopera, es lo que tiene.: Que se pueden presentar por muchos béticos una alternativa al Consejo elegido por la mayoría de accionistas. Pero es que en 5 años ya vamos por la tercera vez. Se empezó con Castaño que perdió e impugnó la Junta y que le ha costado un dinero curioso, se siguió con Salas con idéntico resultado y prometiendo no volver a presentarse y ahora vuelve a la carga; los mismos con el añadido del tenedor de las acciones de D. Hugo Galera (q.e.p.d.), con Caro Ledesma y con D. Lorenzo Serra Ferrer como mascarón de proa para tocar la fibra sensible de la afición y pequeños accionistas.
Respeto enormemente a un icono para el beticismo como lo es Serra entrenador, aunque nos dejase tirados ante de una final de Copa ante el equipo por el que ya había fichado, y a quien defendí cuando la misma prensa que ahora lo eleva a los altares celestiales, lo trituró inmisericordemente cuando volvió hace unos años como director deportivo: Que si volvía a un cementerio de elefantes, que si siempre se recurría a los mismo, que si una vuelta atrás, que si mira lo que ha hecho en el Mallorca…etc. y que aquí en ese puesto dejó mucho que desear muy a mi pesar. Gran desilusión. Ni tampoco tengo nada contra Paco Galera con el que compartí reuniones y reuniones en las trincheras de la lucha contra Lopera y cuyo grupo fue, es nobleza reconocerlo, quien empezó la madre de todas las batallas. También, por otra parte, creo que este Consejo ha hecho cosas bien y otras no tan bien y que son criticables desde que no se supo administrar ni gestionar el tándem de egos de Serra y Setién hasta unas cuentas mermadas por primera vez por mor de la pandemia que nos asola y no cumplir deportivamente las aspiraciones europeas esperadas.
Pero la cosa tiene su miga: Quien no se iba a presentar más vuelve con el que dijo que no le cogían el teléfono, Castaño –que pone los pelos de punta por su pasado loperil- embozado en Caro Ledesma al que le presta sus acciones a cambio, presuntamente, de que le saque del atolladero de su débito en los juzgados e imagino que por un puesto en el Consejo, Paco Galera, empujado por BxV, como tenedor de muchas acciones, y como ellos por si mismo saben que no ganan, llaman a un Lorenzo Serra Ferrer que no se sabe ni de qué va, para que arrastre a los pequeños accionistas.
Y los béticos tenemos la palabra porque gracias a los que hoy están –¡ay si hubieran sido otros!- y a otros muchos, podemos decidir y votar gracias a la puesta a disposición de todos nosotros las acciones que nos correspondían en ley, porque el 54% de pequeños accionistas son los que decidirán, no uno como antes o seis o siete como en otros equipos, porque así lo quisimos y así lo hicimos. Porque Otro Betis fue Posible y porque entre todos creamos un Betis de los béticos.
La oportunidad no era esta señores; teníais todo planteado por si una derrota en El Sadar; no fue así, y entre filtraciones, comunicados sin firmar, apariciones en prensa de una lista de diez ideas que eran nueve…etc., no se tuvo más remedio que salir y dar la cara, aunque con un programa trufado de corta y pegas, de eslóganes facilones y de buenas intenciones que cualquiera firmaría, pero sin decir cómo, aunque visto lo visto en otras ocasiones con algunos personajes… Si llegamos a ganar en Bilbao y al Éibar, estarían algunos ahora mismo ocupando un puesto en el mismo consejo que ahora detestan. Pero bueno, todo quedará en una prueba de fuerzas y, espero, retirada a los cuarteles de invierno, porque el día 21 será la ocasión de los béticos, no de las redes sociales ni de tuits incendiarios ni de ciertos medios.
En fin, éramos pocos y parió la abuela.