FIC-Fighters propone una solución circular y sistémica para crear ciudades más sostenibles

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De izquierda a derecha: Prof. Luis Esquivias, Grad. Fatima Ezzarahe Mrizak, Grad. Adrián Pavón y Dr. Víctor Morales

El proyecto, que arrancó el pasado 11 de junio en un acto celebrado en Sevilla, se basa, principalmente en una patente firmada por investigadores de la Universidad de Sevilla y Cádiz, así como por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuyos derechos posee la compañía Captura CO2, S.L.

El proyecto, que cuenta con una subvención de 10 millones de euros de la Comisión Europea, está dirigido a cinco sectores económicos: baterías, embalajes, construcción, detergentes y fertilizantes, transformando fosfoyeso en productos con valor de mercado

FIC-FIGHTERS busca nuevos modelos económicos para la gestión de residuos que dañan el patrimonio natural y cultural. Propone adoptar alternativas para los residuos que se vienen acumulando cerca de nuestras ciudades desde hace décadas. El proyecto involucra diferentes actores locales, industrias, autoridades, pymes, centros de I+D y universidades para escalar inclusivamente hasta un nivel preindustrial procesos de valorización de residuos bajo las premisas de la economía circular, centrándose en la valorización de residuos de fosfoyeso (FY) para generar materias primas sostenibles para su uso en las industrias del papel, cemento, baterías, fertilizantes y detergentes, propiciando liberar la tierra quedaría de estos residuos para su restauración y transformación.

Durante 48 meses, los diferentes actores, en cooperación con la Iniciativa de Ciudades y Regiones Circulares (CCRI, ligada a la Comisión Europea), participarán en hacer realidad los nuevos modelos de negocio circulares.

La producción industrial de ácido fosfórico (H3PO4) en todo el mundo para la producción de fertilizantes ha ocasionado un controvertido almacenamiento de subproductos residuales de fosfoyeso (FY), lo que ha dado lugar a la liberación de cantidades significativas de impurezas tóxicas en el área medioambiental, a veces incluso en zonas protegidas como marismas en estuarios de los ríos. Por cada tonelada de ácido fosfórico producida se generan entre 4,5 y 5,5 toneladas de fosfoyesos, por lo que se estima que la producción anual mundial es de 100 a 280 millones de toneladas, según los expertos.

Los fosfoyesos generan preocupaciones ambientales, políticas y sociales, ya que ocupan grandes áreas cerca de las ciudades, generando problemas de contaminación del aire, vertidos de drenaje y el contenido de radionúclidos que afectan a los sedimentos y a la
calidad del agua, la ocupación de la tierra, la calidad del paisaje, el bienestar social, etc. Estos trastornos lo sufren las poblaciones cercanas (por ejemplo, a 1 km de centro de Huelva, en la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel, hay 120 Mt de fosfoyeso que ocupan1200 ha de marisma).

El objetivo general de FIC-Fighters es demostrar a gran escala una solución circular y sistémica para la regeneración de seis balsas de FY locales en Europa haciendo ciudades y regiones urbanas más sostenibles, gracias a la cooperación transdisciplinar de las partes interesadas para alcanzar una solución sólida y eficiente. El proyecto está dirigido a cinco sectores económicos: baterías, embalajes, construcción, detergentes y fertilizantes. Así, el vertido de este residuo genera ya no será un problema medioambiental, político y social sino una oportunidad de industrialización que, además, capturará CO2. Se pretende que esas balsas se conviertan en minas a cielo abierto.

La Comisión Europea lo cree que posible y ha concedido una subvención de 10 millones de euros a este proyecto de economía circular, que será ejecutado por un consorcio del que forman parte 27 empresas, organismos públicos y privados españoles y del resto de Europa.

Esta patente describe el reciclado de fosfoyesos haciéndolos reaccionar con sosa cáustica o bien con residuos de la extrusión del aluminio con el fin de obtener sulfato sódico muy puro, que podría ser usado en la producción de detergentes o papel; cal destinada a morteros; katoita, un mineral para cementos belíticos; calcita, utilizada en la construcción o bien para subir el pH de las aguas mineras; o hidróxido de aluminio, utilizado por la industria de aluminio. La katoita también se puede utilizar como agente secuestrador de CO2 atmosférico o producido industrialmente.

En un proyecto anterior, financiado por la Junta de Andalucía, se construyó una planta piloto que se encuentra en la Facultad de Física de la Universidad de Sevilla, que puede manejar, por lotes, unos 5 kg de FY a la hora. A partir de ésta, la Universidad de Sevilla construirá una planta que trabajará en continuo, capaz de tratar 60-70 kg de FY al día.

Los datos que se obtengan de esta instalación serán esenciales para la instalación de una planta a mayor escala que construirán Magtel Operaciones, y TharsisMining capaz de reciclar 60 kilos a la hora, es decir, 700 toneladas al año de fosfoyesos.

Lidera el consorcio de este proyecto Idener, una empresa de investigación privada. El consorcio está integrado, entre otras por empresas andaluzas como Magtel Operaciones, TharsisMinnig y Persán, la murciana Cementos Cruz y el grupo papelero Lecta.

El proyecto Fic-Fighters, permitirá además la captura de 0,25 toneladas de CO2 por cada tonelada de fosfoyeso reciclada. Este aspecto puede ser el de mayor rentabilidad del proceso pues, en el mercado de CO2 mundial, la tonelada está a 70 €. Hasta tal punto que esos ingresos podrían pagar una futura planta industrial de reciclado de fosfoyesos que capaz de tratar 1,1 millones de toneladas al año.

El Centro de Investigación Nuclear de Bélgica evaluará el contenido de componentes radioactivos de los fosfoyesos y los productos derivados para validarlas y asegurar que las muestras no presentan riesgos radiológicos según la legislación. Desgraciadamente, entre las balsas europeas de FY participantes en el proyecto no se encuentra los de Huelva, sino que procederán de Portugal, Italia, Polonia, Serbia, Macedonia y Croacia, que concentran unos 400 millones de toneladas de ese residuo. Åbo Akademi University de Finlandia hará un proceso de reciclado de FY usando amoníaco en vez de sosa, obteniendo sulfato amónico, muy usado en la industria de fertilizantes.

También, se ocupará de la extracción de fósforo y tierras raras de los fosfoyesos. Las tierras raras, más conocidas comúnmente por sus siglas en inglés (REE, Rare Earth Elements) son unos elementos muy escasos en la naturaleza. Por su peculiar estructura electrónica, son muy usados en la industria de pilas, electrodos y, en general, para dispositivos en la creciente industria de componente electrónicos para todo tipo de dispositivos. El contenido de estos elementos en el fosfoyeso es de decenas de ppm (partes por millón, o sea, mg de REE/kg de FY. Para dar una idea de su magnitud económicas el valor del contenido en tierras raras de la balsa de Huelva se estima cercano a los 2000 M USD. El instituto alemán Fraunhofer IKTS validarían el uso de las tierras raras para fabricación de pilas.

Otros colaboradores son la Universidad de Huelva, la de Ciencia y Tecnología de Wroclaw (Polonia) y la Universidad de Novi Sad de Serbia. También integran el consorcio el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto de Ingeniería Civil de Macedonia del Norte, el Centro de Investigación Nuclear de Bélgica, la Federación Europea de Geólogos (Bélgica), el Programa de acceso a la investigación para el desarrollo y la innovación (ARDI) de Francia, la fundación Ciudad de la Energía de España o el Ayuntamiento de Barreiro de Portugal, entre otros.