Historias de Fútbol

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Por Diego Jiménez.

El verdadero placer que te regala la vida es ser capaz de disfrutar de cada momento presente que nos pasa por delante, mientras andamos con la cabeza dando vueltas preocupados por acontecimientos cuya trascendencia es inferior a la importancia que le dedicamos. Ese es el gran error que comete constantemente el ser humano, mientras el tren de la vida va cambiando de estación donde el letrero te anuncia que uses la brújula adecuada.

Este inicio de año me ha traído, dos momentos, que me permito compartir con ustedes en este Rincón del Periodista; historias de fútbol que merecen ser reflexionadas para llevarnos a la gran pregunta de si estamos en el camino adecuado de encarar nuestras vidas y saborear el día a día.

Una de esas historias es de las que te quiebran el corazón y te parten el alma cuando mis dedos se posan sobre el teclado del ordenador para escribir este artículo. Morón de la Frontera, Andalucía y España lloran el adiós de tres eternos sevillistas, un padre y sus dos hijos a los que el reloj de sus vidas se les detiene por un trágico accidente de tráfico cuando con enorme ilusión acudían a Madrid para animar al Sevilla FC de sus amores en la cita copera de cuartos de final.

El fútbol español y el sevillismo lloran su pérdida en este adiós de enero; vidas truncadas y corazones rotos ante tan descomunal tragedia que ni la cabeza ni la razón entienden. Honor, gloria y descanso eterno a tres sevillistas que abren las puertas del cielo.

La otra historia de fútbol tiene mucho de entrañable, hermosa y sencilla y tiene como protagonista al árbitro más joven de Andalucía. Les presento a Yoel Delgado, 12 años y comienza a escribir la historia del arbitraje andaluz desde su tierra, Málaga. Su decisión de ser árbitro es fruto de creencia en la disciplina y querer mirar de frente este bendito deporte desde la justicia arbitral desde el fútbol base.

Con chaqueta azul y zapatillas de deporte blancas, elegante como un árbitro de Primera División, se plantó en el escenario del auditorio donde se celebraba la Gala Anual del Arbitraje Andaluz con trescientos colegiados y colegiadas andaluces premiados por su ascenso en diferentes categorías, para asegurar que si en su cole se hablaba de polémica arbitral lo zanjaba asegurando que “estamos para aprender y a estas alturas somos muy pequeños para decir que quién ha hecho esto mal o quien ha hecho lo otro”. Frase poderosa y cargada de significado que levantó los aplausos de un auditorio asombrado por la naturalidad de un joven árbitro que con pasión comienza a escribir los 102 años de historia del arbitraje andaluz.

Yoel me representa, como representa a cientos de jóvenes y veteranos árbitros profesionales, porque su mirada limpia, su sonrisa sincera y sus mensajes contundentes, son bálsamo en un deporte que precisa de grandes dosis de respeto hacia la figura del árbitro. Tu camino comienza, colegiado, pero la joya que Málaga atesora es de un potencial incalculable para construir un deporte  mejor.

Historias de fútbol, reflejo fiel de una vida que merece ser vivida y disfrutada en cada detalle para crecer cada día como personas.

Decía el prestigioso psiquiatra Enrique Rojas que “saber mirar, es saber amar”. Aprendan a mirar y contemplar las historias que les suceden cada día y seguro que sacarán lecciones de vida.