Jerez sin Fronteras

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Por Avanti.

No es ir a la playa para ir perdiendo ese color blanco tipo “estás muerto pero nadie te lo ha dicho”; ni siquiera ir a darle una vueltecita a tu segunda residencia (no tengo una voy a tener dos), es algo más importante que todo eso.

Para muchos cambiar de provincia es poder respirar a pulmón abierto y cambiar de aires, para muchos de nosotros no es eso; es poder ver a tu gente, esa gente que te conoce desde que te comías la plastilina roja en el Nuevo Liceo.

La familia no entiende de fronteras, el amor y el cariño saltan por encima de ese particular “Muro de las lamentaciones” que es no poder cambiar de provincia.

No es que Sevilla sea diferente, es que los que viven allí sí que lo son.

 No es que mi calle no envejezca, es que el tiempo lleva toda la vida paseando por su acera mientras nos ve envejecer a nosotros.

Es que yo necesito ver a mi madre regar las macetas mientras los vencejos pespuntean un cielo color “¡Daros prisa que llegamos tarde al cole!”

Déjame de rollos de segundas residencias qué yo sólo pienso en tomarle el pulso a los míos, déjate de pamplinas de casas en la sierra qué yo solo pienso en ver a mis sobrinos presumir de cariño jerezano.

Yo no quiero un  “tú allí y yo aquí”, yo lo que quiero es un “nosotros dónde sea”.

Y es que, querido amigo, no hay más verdad que poder estar donde están los tuyos.

¡VIVA JEREZ SIN FRONTERAS!

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