La Hermandad de las Siete Palabras debatirá en Cabildo, el próximo día 17 de abril, la propuesta presentada por un grupo de hermanos sobre la sustitución de la actual imagen de Nuestra Señora de la Cabeza Dolorosa, titular que procesiona con la corporación desde los años 50 del pasado siglo

La Hermandad de las Siete Palabras está dividida estos días, hasta que finalmente el día 17 se debata y vote el cambio de la actual Virgen de la Cabeza por la dolorosa tallada por Juan Manuel Miñarro, o no. A petición de un grupo de hermanos se ha convocado este cabildo general extraordinario para dirimir la sustitución de su titular.

El debate sobre este cambio de la dolorosa viene produciéndose desde hace años en la corporación del Miércoles Santo. Ya en 2002 se propuso el cambio por la talla de Juan Manuel Miñarro, que actualmente recibe el nombre de Virgen del Amor y que vuelve a estar en la palestra, pero aquel cabildo fue perdido por un voto nulo, 95 a favor y 141 en contra del cambio.

La actual imagen de la Virgen de la Cabeza, se aprobó en cabildo de 2 de diciembre de 1956, cuando consta el nombramiento de hermano de honor “a D. Manuel Escamilla escultor que ha restaurado la Imagen de Ntra. Sª de la Cabeza, obra de D. Emilio Pizarro hecha el siglo XIX”. En el mismo cabildo se relata las actuaciones de la comisión creada para el paso de palio y se menciona a la “Nueva Imagen Dolorosa de la Santísima Virgen bajo el título de Ntra. Sª de la Cabeza, advocación en torno a la cual se fundó hace cuatro siglos nuestra hermandad y la cual ha sido restauración feliz de la Imagen que D. Emilio Pizarro el gran escultor y cofrade que fue de esta Hermandad realizada por el escultor D. Manuel Escamilla bajo la dirección de la comisión “Pro paso de palio”…

Esta imagen es una de las hechas por Emilio Pizarro para el paso de la alegoría del Sagrado Corazón el siglo pasado y no llegó ni a bendecirse ni a utilizarse, aunque últimamente se prestaba a la parroquia para virgen del nacimiento.

La Hermandad, pensó en esta Imagen antes que en nada porque quizás fuera de los pocos cofrades que la conocía en detalles”. Más adelante se dan datos de su estado previo, al mencionarse que era una imagen “que teníamos con la cara agrietada y la nariz esconchada y en total abandono y sin culto”. La talla se bendijo el 30 de diciembre de 1956 por el arzobispo de Sevilla, José María Bueno Monreal.