La ilusión no tiene precio, para todo lo demás… Máster Monchi.

Por Antonio Jiménez-Riquelme

Somos los mismos de siempre, los sevillistas, es más, no nos gustan aquellos aficionados de finales, que se acercan al calor de la plata hasta nuestro Club. Qué le vamos a hacer.

Somos así y jamás cambiaremos ni podrán doblarnos, porque siempre fuimos igual de exigentes, como de orgullosos de nuestra historia. Esa, que a partir del ya mítico Centenario del 2005, puso a nuestro Sevilla F.C., dentro del selecto club de leyendas del viejo continente y por extensión de todo el orbe futbolero. 

Tenemos como Afición, esa fina guasa sevillana que le saca punta absolutamente a todo… y ese poquito de malaje, que de vez en cuándo, también salpimenta nuestra existencia. De igual manera que como hinchada, somos reconocidos por todos, los que nos alaban y los que nos quieren mal, que hay pocas, por no decir ninguna afición que nos iguale cuando de entregarnos y de salir en defensa de nuestro Sevilla F.C. se trata.

Y en ello andamos en pleno mes de julio, a cuarenta días aún del comienzo de todo. Y aquí estamos rebosantes de ilusión, expectantes sobre el nuevo proyecto que arma el querido, admirado y no siempre bien ponderado Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi.

Queda lo que queda aún por venir y por salir de la plantilla, pero las 1.800 entradas para el primer amistoso contra un segunda inglés se agotaron en las taquillas de La Rinconada en minutos, las colas para renovar el abono dan la vuelta al Estadio y el sevillismo entra en locura colectiva cuando pasa por las tiendas del Club, y se percata de cómo es la nueva línea de ropa deportiva, que diseñó Nike para los nuestros. 

Otro verano, me cachis en la má, nos espera en el chiringuito cortito con sifón… por culpa de la tercera equipación azul con el Escudo en blanco o la nueva camiseta de entreno salmón flúor… maldita sea mi suerte. 

¡Aquí nos tienes, Sevilla Fútbol Club!.

P.D.: Ramón, miarma, deja algún futbolista para los demás ¿no…?

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