La otra mirada del árbitro  

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Por Diego Jiménez.

La vida te pone en el camino acontecimientos que te invitan a reflexionar acerca de lo que muchas veces nos complicamos la existencia los humanos, haciendo permanentes juicios de valor y guiándonos por las pasiones por encima del conocimiento, por la visceralidad por delante de la lógica.

Esta reflexión con la que no pretende soltarles un “pestiño” difícil de digerir, viene a colación por lo que he tenido el privilegio de vivir en este arranque de julio en pleno Valle de los Pedroches en el albergue EsAventura en la localidad cordobesa de Villanueva del Duque. Es el lugar elegido para celebrar el I Campus de la RFAF para chicos y chicas de categorías entre benjamín y cadete donde  disfrutan del deporte, la naturaleza y la convivencia.

Aterrizaban un miércoles en esta primera semana de Campus dos señores con polo rojo y calzona negra, que resultan ser árbitros de fútbol. A uno tuve el placer de conocerlo allá por 2014 recién aterrizado yo en la RFAF en un acto en Córdoba; desde entonces se fraguó una amistad y admiración por mi parte que no ha parado de crecer. José Luis Munuera Montero es de esos tipos que te llenan desde el primer día, por su humildad, su sonrisa, su integridad, su valentía y su solidaridad.

De este jienense de nacimiento y sexto de diez hermanos no seré yo el que descubra su profesionalidad y talento como árbitro FIFA de Primera División, pero sí su lado humano. El cariño y la ternura con la que le hablaba a los chavales, no tiene precio, siempre con una palabra amable y un consejo oportuno, fruto de la experiencia vivida.

Acompañado de su inseparable asistente durante tres años, Antonio Martínez “Nono”, un fenómeno con 25 años de experiencia arbitral a sus espaldas y enfermero, que tuve el placer de conocer en esta charla, me quedo con una reflexión que ambos trasladaron a los chicos y que perfectamente puede servirle a cualquier persona en su día a día: “A veces las cosas no salen a la primera y hay que seguir luchando, esforzándote y esa es la clave que os quiero transmitir; que cuando suceda algo y no os salga, tenéis que volver a intentarlo una y otra vez. Hay una serie de valores que van intrínsecos al deporte para crecer, como son el esfuerzo, la constancia y la superación”.

Es la otra mirada del árbitro, como persona, con sus aciertos y errores, con sus certezas e incertidumbres, con su valentía y sus miedos, con su convencimiento de desempeñar su trabajo con pasión. Tomen nota, fanáticos del fútbol que descargan su ira y sus frustraciones sobre unos señores sin los que el fútbol, fútbol sala o fútbol playa, simplemente no existiría.

Relájense en puertas de una nueva temporada que anda a la vuelta de la esquina y dediquen todos sus esfuerzos a dejarse la garganta para animar a su equipo. Lo demás, son fuegos de artificio que no hacen más que alimentar la violencia y acabar con la imagen ideal del deporte.

“La humildad abrirá más puertas de las que jamás abrirá la arrogancia”, decía el escrito estadounidense Zig Ziglar. Ya saben, apliquen grandes dosis de humildad como nuestros árbitros y huyan de la arrogancia.

Feliz verano y nos volvemos a encontrar en este Rincón del Periodista a partir de septiembre.