Las calles «Reales» de Sevilla

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Por Virginia López.

En Sevilla hay diversas calles y enclaves dedicados a Reyes y Reinas de España pero haciendo un repaso de las mismas, podrán concluir que la representación es bastante escasa. Más allá de los vinculados a nuestra ciudad e incluso algunos de ellos, llaman la atención las ausencias.

Teniendo en cuenta que la costumbre de rotular las calles en honor de una persona proviene del siglo XIX.

Si empezamos por el emblemático Don Pelayo, éste tiene la fortuna de contar no solo con una calle en Sevilla, concretamente es una callecita del Arenal que conecta General Castaños con Dos de Mayo; sino con una Avenida en el Parque de María Luisa. Algunos recordarán la simpática cerámica que tenía el bar homónimo de la Avenida de Menéndez Pelayo. Era un tondo con la representación regia en guiño al nombre de la avenida, dedicada al historiador santanderino Marcelino Menéndez Pelayo. Tristemente cerró el bar y se perdió la cerámica.

Con Don Pelayo se inicia la rama asturiana, germen de la leonesa y por ende, de la monarquía hispana, pero no en sucesión masculina pues al extinguirse, tan solo, dos generaciones después, el vínculo viene del visigodo Don Pedro de Cantabria, muy desconocido.

El iniciador de la rama castellana, el célebre Conde de Castilla Fernán González no aparece en nuestro callejero; sí en Osuna, por citar un ejemplo de la provincia. Incluso en la ciudad de Almería tiene calle la reina inglesa Leonor de Aquitania, que nada tiene que ver con nuestra monarquía, aunque haya vínculos de consanguinidad. Ya se sabe que todos son “primos”. Echando un vistazo rápido, nuestra baja representación contrasta con la que hay en pueblos de la provincia de Sevilla.

De Don Pelayo pasamos directamente al que conquistó Sevilla que para mayor honor, si cabe, es nuestro patrón. Sobradamente conocida es la calle San Fernando, rotulada en homenaje a su condición religiosa que a la de monarca o militar. Quizá no sepan que le hemos dedicado dos calles, porque en el barrio de San Bernardo la calle Santo Rey está dedicada a él, uniendo ambas facetas.

Cuando la Feria de Abril se celebraba en el Prado de San Sebastián llegaba a la calle San Fernando, más estrecha que en la actualidad

De su padre, Alfonso IX de León, ni rastro. Lo dicho, ni un solo monarca anterior, ha sido distinguido. Sí tiene un lugar en Sevilla, su madre, la gran Berenguela, que aseguró el trono a su hijo en medio de tantas vicisitudes adversas que tuvo el infante Fernando, que era secundón. La calle Doña Berenguela, en la Puerta Osario, es bocacalle de Puñonrostro. Y su mujer, la Reina Beatriz de Suabia, no solo tiene calle en Nervión, sino un instituto de enseñanza secundaria en el mismo barrio.


I.E.S. Beatriz de Suabia

I.E.S. Beatriz de Suabia

La guasa sevillana se recrea en que la anterior calle Alonso el Sabio, era la calle Burro. Si la calle San Fernando es bastante lucida, la calle dedicada a Alfonso X que ni siquiera está rotulada así, prestándose a confusión, es bastante normalita. Conecta Puente y Pellón con la Alfalfa, pasando por Pérez Galdós.

Que Sevilla permaneciera fiel a él y no a su hijo Sancho IV, explicaría la ausencia de éste. No así en la provincia: en La Puebla del Río, por ejemplo, tiene su calle.

La reina María de Molina, figura clave en la monarquía medieval, esposa de Sancho IV, regente de Fernando IV y tutora de Alfonso XI, tiene su calle dedicada también en Nervión, desembocando en la Gran Plaza y paralela a la calle Alfonso XI, dedicada al monarca “El Justiciero”, su nieto. Y en Los Remedios, encontramos la calle dedicada a su hijo, el rey Fernando IV, apodado “El Emplazado”. No lo confundan con Fernando I “el de Antequera” que cuando entró en Sevilla proveniente de la localidad malacitana, hizo tocar la Giralda con gran júbilo. Se trocó en lamento nocturno del 28 al 29 de junio cuando Antonio Burgos y Rogelio Gómez Trifón recuperaron esa bonita tradición de Las Lágrimas de San Pedro.


La Gran Plaza en 1974

Nuestro conspicuo Pedro, que de concupiscente era largo, no tiene una calle ex profeso dedicada en la Sevilla de sus amores – su palacio en el alcázar y su mujer, María de Padilla, eran remanso de paz para su esquizofrénico espíritu – pues la que tiene dedicada es la calle Cabeza del Rey Don Pedo por la famosa Leyenda del Candilejo.

Un aplauso al vecino o vecina que ha tenido la ocurrencia de pender un candil de la ventana.

Creo que hubiera sido una bufonada que su hermanastro y autor de su muerte tuviera una calle en Sevilla, pese a haber nacido aquí y de madre sevillana (Leonor de Guzmán carece de calle). Pero ahí luce la calle Trastámara, paralela a Arjona, en honor a la dinastía que inició Enrique II de Castilla.


Reyes Católicos en 1902

Resyes Católicos en 1902

Y llegamos a Reyes Católicos. Lo que podría ser un bonito bulevar de palacetes decimonónicos es un embudo ruidoso y ruinoso de Triana “al centro”. No olvidemos la Avenida Isabel la Católica, paralela a la Plaza de España. Con ella repetimos, con Fernando el Católico, no. Sí tiene calle en Cádiz, Málaga y Huelva.

Carlos V es nombrado en una calle extraña que todos usamos pero que no caemos en su nombre. Quizá exagero. Es la avenida que arranca en la Plaza Don Juan de Austria. Ésta última, dedicada a su hijo bastardo, el gran militar de Lepanto y donde radica la delicada Fuente de las Cuatro Estaciones. Y ya que hablamos de homenajes callejeros, por fin, Manuel Delgado Brackembury, su autor, tiene una calle en Sevilla. Más homenajes se merece este ingeniero y pionero de la aviación sevillana.

Un kilómetro y medio me sopla Google que dista Carlos V de su hijo, representado en la Avenida Felipe II. Y ya no hay más Habsburgos representados. Ni mayores ni menores.

Del iniciador de la dinastía borbónica, Felipe V, también nos olvidamos. Curiosamente su hijo, el Rey Fernando VI, tiene una plaza en Bellavista y con la Expo 92 se quiso dedicar una avenida a su otro hijo, el Rey Carlos III.


Entrada de Felipe V en Sevilla en 1729. Grabado de Tortolero.

Sin duda el rey felón Fernando VII desmerece una calle, pero aquí en Sevilla vamos más allá, y manifestamos el oprobio arrumbando su manca y macrofalosómica estatua en Santa Clara.

Los Jardines de Cristina son llamados así en honor de la reina y regente, esposa de Fernando VII y madre de Isabel II y de la infanta María Luisa Fernanda. Isabel II no tiene calle, con un puente que todos llamamos “de Triana”, quizá, sea suficiente. Su hermana es muy querida en Sevilla y la ciudad, agradecida por la donación del parque no solo lo bautizó como tal, sino que la calle que lo cruza es la Avenida de María Luisa. Así, con confianza la llamamos.

Vista del Paseo de Cristina. Obra anónima de hacia 1850. (Ayuntamiento de Sevilla).

Alfonso XII renombró la antigua calle Armas y confieso que a veces la llamo XIII y al hotel viceversa, ¿quién no se lía?

Bastante conocida es la sevillanía de la madre del Rey Juan Carlos I. Sus padres, el Infante Carlos de Borbón y la Infanta Luisa de Orleans son recordados en dos calles paralelas del entorno de la Enramadilla. Ella misma, además de la estatua ecuestre que le dedicaron delante de la Maestranza, tiene una glorieta en ese mismo entorno del distrito sur. El Conde de Barcelona, presente por ejemplo en Bormujos, no tiene calle en Sevilla.

El Rey Juan Carlos I conserva rotulado el paseo fluvial del río, después del cambio de nombre en honor del asesinado Concejal Jiménez Becerril. También da nombre a un puente que cruza el río, además del Puente Reina Sofía, sin olvidar los antiguos Puentes Alfonso XII y Alfonso XIII.

Expo 92

Inexplicablemente se nombró la Biblioteca Provincial como Infanta Elena. No se ha dedicado nada a la Infanta Cristina, quien tiene calle, por ejemplo en Los Rosales. En Torreblanca existe la calle Príncipe de Asturias y aunque ya hay localidades con calles Felipe VI, como Jerez de la Frontera, Madrid aún no se ha estrenado. Y nosotros tampoco, claro.

Considero que hay destacadas ausencias. Yo resaltaría la de Felipe V porque su estancia en Sevilla, convirtiéndonos en Corte, es una etapa conocida como el Lustro Real. No existe un estudio que haya recopilado cada una de las visitas y estancias reales que hemos disfrutado en Sevilla, además de una relación de cada una de las aportaciones y significaciones que ha tenido cada monarca con Sevilla. Sevilla no solo ha sido Corte Real en diversas ocasiones, sino que cada monarca la ha pisado desde Fernando III a Felipe VI, además de ser ciudad natal de algunos miembros reales. Aunque como bien indicó Juan Balansó, hay que distinguir entre la Familia real y la familia del Rey.

Cabe señalar que la calle Infantes, bocacalle de San Luis, no tiene un significado real sino que es una calle medieval alusiva a los desgraciados enfermos que residían en el Hospital de los Inocentes.

La desaparecida Puerta Real

Finalizamos recordando la antigua Calle Real, que perdió su nombre en detrimento de San Luis. Llamada así por ser la vía de entrada de los monarcas. En ocasiones entraban por la Puerta Real. Perdimos la puerta pero al lugar lo seguimos llamando así. Si queremos oír el término república, hay que conformarse con la avenida argentina.

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