Por Raúl Delgado.
Es sabido el nombre de la primera agrupación de carnaval, de la provincia de Sevilla, así como de la capital, en participar en el concurso carnavalesco gaditano. En el primer caso, «La alegría campanera» (1970) y en el segundo, «Los caperucitos enrollaos» (1982).
Y aunque no participaran en este concurso, anteriores a estos caperucitos y en relación con nuestra ciudad, existieron las chirigotas «Los barqueros del Guadalquivir», a finales de los años setenta y a principio de los ochenta, «Los Mahometanos».
Pero vayamos más atrás, a la Sevilla de 1885. Una ciudad donde, según recoge Javier Osuna, en su libro «Cádiz cuna de dos cantes», en sus cafés cantantes o salones teatros, era habitual, en los meses de verano, la actuación de la comparsa gaditana «Las viejas ricas». Tal fue su éxito, que, para subirse a este carro, y con fines lucrativos, aparece en escena la agrupación local «Las niñas garateras». En opinión del escritor y flamencólogo D. José Luis Ortiz Nuevo, «…la pasión despertada en la vieja Híspalis por -Las viejas ricas de Cádiz-, enseguida generó copias, ordinarios daguerrotipos de su gracia«.
Así podíamos leer en el periódico «El Tribuno», en una nota aparecida en una de sus páginas, del martes día 29 de septiembre de ese mismo año: «El sábado próximo pasado tuvo lugar en el Salón-Teatro del Centro, el debut de -Las Niñas Garateras- «. Esto nos lleva a saber, que, aun desconociendo el nombre de la primera agrupación carnavalesca, que en nuestra ciudad se formase, si se trata del antecedente más antiguo al que hace referencia.
Al poco tiempo de su estreno, las noticias apuntaban malas críticas, al ser estas niñas garateras, un grupo de baja calidad y con escasez de repertorio, así como lo repetitivo en la interpretación de algunos tangos, lo que provocó que no tuviera mucha aceptación entre el público. Una de estas críticas, resaltaba que, «Tenemos entendido que el propietario del Teatro del Centro, don Antonio Rodríguez del Real, se encontraba viendo con disgusto que las -Niñas Garateras- cantaban coplas poco cultas e indignas de que las escuche el respetable público que concurre a dicho establecimiento y ha prohibido terminantemente que se canten las referidas coplas».
Fue corta la carrera artística de esta agrupación y sirvió para que otras agrupaciones se sumaran a seguir sus pasos y participaran en los espectáculos de estos cafés cantantes de nuestra ciudad, con el fin único de participar del triunfo, al amparo del éxito de una agrupación determinada.