Por Raúl Delgado.
Es un majareta de esos que habitan en nuestra ciudad; sé que en San Jerónimo comenzó su locura, esa que no tiene cura y como dijera un capitán, «es el peor de los males que sale por carnavales»; sé que tal vez, ese año de 1985, aquella chirigota de «Los papachinos, » fuera el principio de todo y propiciara que un año más tarde, debutara en el concurso del carnaval gaditano, con la chirigota «Aladino, los mahomas y una mora pelucona».
Dicen que entre mediados de los años ochenta y noventa, lo han visto vestido de cubano; sintiéndose un trapero bajo el embrujo de torbellinos de colores; cantándole a un corazón de paja con serpentina y plumero; creyéndose encerrado en una cárcel de coplas, allá por el mes de febrerillo loquillo.
Que, junto a catorce valientes, apretaron los dientes, formaron la comparsa «Carantoñas» y pisaron las tablas del Gran Teatro Falla, el año que Quiñones presentaba «Los charrúas», Martínez Ares vino acompañado por «El Brujo» y «Los principiantes» llevaban letra de Antonio Martín. Para muchos, una agrupación más, para la historia del carnaval de Sevilla, la primera de esta modalidad en participar en el concurso gaditano.
Siempre fue así, incomprendido, como si eso importara a este majareta; defensor de sus ideas, aunque dejara a muchos por el camino; de una religión, el carnaval, por encima del bien y del mal. De esos que, barren siempre para casita y si hay que cantarle un año, íntegramente solo a Sevilla, se le canta y es lo que hay, para unos perfecto, para otros, una barbaridad. Ladran, luego cabalgamos y qué más da lo que digan, como diría este majareta, D. Francisco Javier Cuevas Herencia, al que gusta que llamen Javi Cuevas.
Si lo ven, déjenlo con su bendita locura, de un verdadero majareta, la que es capaz de hacerle creer que es el chicuco en el clan de los Mc’arras; un forastero con hennia de disco; mercader y compadrito, afortunado y conquistador; jubilao y majareta en un mundo de carnavalitos con faldas y a lo loco; ser Don Tormento, contador de las batallitas del «Tío Chusmeta»; encantador de perros de los Pérez; Saturnino e indignado en la cola del paraíso y culpable por siempre en pie de guerra, del bendito carnaval.
Yo fui barrendero, y a mucha honra, que fuimos 15 locos a pecho descubierto a dedicarle la primera comparsa en la historia a Sevilla sin pretender ofender a nadie y llevando guasa gaditana en los cuples, la misma que aprendimos de Juan Carlos o el Libi.
Javi está loco, pero gracias a su locura el carnaval sevillano es más grande. Un abrazo amigo