Por Miguel Ángel Vázquez.
La historia se repite y el Partido Popular vuelve a hacer gala de su carencia absoluta de visión de Estado. Se ha estado negociando en Bruselas el primer presupuesto de la Unión Europea de la era post-Brexit. La tensión era evidente entre los 27 países miembros y la cumbre ha acabado sin acuerdo para cubrir la falta de recursos que ha supuesto la salida de Reino Unido. España ha estado liderando el bloque de estados contrarios a la reducción presupuestaria. O lo que es lo mismo, haciendo frente a eventuales recortes en el reparto de fondos europeos, que fundamentalmente afectaría a la política agracia común. Holanda, Suecia, Dinamarca o Austria se niegan a incrementar su aportación a las cuentas europeas. El Gobierno de España ha defendido con firmeza en Bruselas nuestras posiciones, hay mucho en juego y hay que pelearlo.
Pero como ya ocurrió a mediados de los noventa del ciclo pasado, cuando Felipe González negociaba aumentar los fondos comunitarios para nuestro país y José María Aznar lo llamaba pedigüeño en su estrategia de asalto al poder, ahora el Partido Popular ha estado intentando torpedear con su discurso radical la labor negociadora del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la cumbre. En lugar de ponerse detrás del legítimo representante de España, el PP ha demostrado, una vez más, su irresponsabilidad y no ha sumado fuerzas a la causa española. Un lugar muy destacado en esta táctica cerril lo ha ocupado la Junta de Andalucía, que ante la debilidad de Pablo Casado ejerce de oposición al Ejecutivo de la nación olvidando que representa al conjunto de andaluces y andaluzas.
Cuando el PP pierde el poder se tira al monte y antepone sin escrúpulos su interés electoral al general de España, en un demostración impúdica de patriotismo de conveniencia. Si uno repasa los grandes pactos de Estado que se han alcanzado en este país se han producido por la generosidad y altura de miras cuando el PSOE está en la oposición. La lealtad que exige la derecha cuando está en la Moncloa no se la aplica cuando pasa a ocupar la bancada opositora. Si ya lo dijo el ex ministro Montoro antes de llegar al cargo en los primeros tiempos de la crisis: “…que se caiga España que ya la levantaremos nosotros”. Pues en ésas siguen… Bronca, crítica visceral y nula visión de Estado… Los tenemos calados.