Preguntas obligadas

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Por Miguel Ángel Vázquez.

Siempre se ha dicho en nuestra tierra que preguntar no es ofender. Al calor de conocer, a través de los medios de comunicación, que el Gobierno de Andalucía ha devuelto 265.000 vacunas al Ministerio de Sanidad y ahora, que tiene otras 36.900 dosis a punto de caducar en unos congeladores que almacenan casi un millón de inyectables, quedan en el aire muchas cuestiones que demandan una explicación pública por parte de los administradores de esta autonomía.

Salvo en los primeros compases de la campaña por falta de producción de los laboratorios, las Comunidades Autónomas han recibido lotes semanales suficientes para combatir el Covid, una realidad que, junto al trabajo encomiable del personal sanitario, ha hecho posible que la vacunación sea un auténtico éxito, que España lidere el ranking de los países con mayor cobertura de inmunización y que cuatro de cada cinco españoles tengan ya la pauta completa.

Qué mal, por cierto, les ha sentado a algunos el reconocimiento internacional a nuestro país, demostrando un patriotismo de quita y pon, de pura conveniencia. El Gobierno andaluz constituye un ejemplo palmario de este comportamiento hipócrita. Pese al adecuado y abundante suministro de dosis y el aplauso internacional por los buenos registros nacionales, desde el Palacio de San Telmo se ha mantenido la cantinela cínica y falsa de que no se recibían las vacunas necesarias. Los voceros del gabinete de las derechas, que se han empleado a fondo desde la crispación, ahora deberían responder a muchas preguntas:

¿Obedecía todo el ruido a una estrategia de la confrontación por la confrontación?

¿No podrían reconocer, aunque sea con la boquita chica, que el volumen de inyectables recibido ha superado las exigencias del Gobierno de Andalucía?

¿Se han tenido que tirar muchas dosis por falta de diligencia de los directivos del Servicio Andaluz de Salud?

¿Se han aprovechado al máximo las dosis enviadas por el Gobierno de España?

¿Se podrían haber destinado vacunas que no se han puesto y finalmente han caducado a la cooperación con otros países que no disponen de ellas y las necesitan?

Con los datos conocidos, parece que la realidad ha dejado al descubierto cierta impostura y unas críticas inconsistentes por parte de Moreno Bonilla, Bendodo y Marín, un trío calavera encargado de la confusión a la opinión pública antes que de arremangarse y gestionar. Una vez que vamos dejando la pandemia atrás, o al menos esta quinta ola, les toca dar explicaciones. Hasta ahora, sólo se han estado poniendo medallas que se le pueden caer del pecho por la vía del conocimiento de los hechos. Así que menos lobos… Como ciudadanos, esperamos respuestas porque, como escribió Oscar Wilde, las preguntas no son indiscretas, pero algunas respuestas pueden llegar a serlo… sobre todo si aflora una verdad que se pretende ocultar.