Por Diego Jiménez.
Esta mañana al ir en el coche para el trabajo, le daba vueltas a la cabeza pensando a qué dedicaba mi artículo de febrero en Centro Histórico. Y me dije, voy a escribir sobre tres historias que me reafirman en lo importante y trascendente que es disfrutar de la vida, de la familia, de uno mismo. Historias personales que me hacen reflexionar sobre la prioridad de tener Salud, de dar gracias a la vida por permitirnos disfrutar de los pequeños detalles de cada día.
La primera tiene como protagonista a un magnífico periodista y mejor persona, José Manuel de la Linde de Canal Sur, con el que compartí muchos momentos durante mi etapa en el Ayuntamiento y él cubriendo la actualidad municipal y otras historias con el programa de mano «El Llamador» como protagonista, ¿verdad, querido José?.
Suscribo contigo desde la primera a la última letra de tu reciente publicación dando las gracias a amigos y sanitarios por haberte ayudado a superar un cáncer de colón con valentía y fortaleza. Y guardo para mí, la frase con la que terminas: «Como dijo mi querido Valentín García Sandoval, ahora mismo gracias es la palabra que mejor me sale. A todos os quiero». Y añado, nosotros a tí también, luchador.
En la segunda, un periodista de raza, todoterreno, trotamundos, compañero de fútbol y buen amigo, Daniel Pinilla, cuenta en una entrevista que le hace Jesús Morillo en ABC de Sevilla, verdades como puños, experiencias personales que te llegan dentro, y que él recoge en dos libros, «Contenido subversivo» y, el más reciente, «Qué aprendes cuando te abren la cabeza», para sumergirnos, en primera persona, en la dura experiencia de enfrentarse a un tumor cerebral.
¡¡¡ Qué grande eres Pinilla !!! Me quedo, a fuego, con una de tus frases en la entrevista: «…Es necesario responsabilizarse cada uno de su propia salud, entender qué actitudes y pensamientos nos ayudan a controlar el estrés, a llegar al equilibrio, a intuir el sentido de nuestra existencia. Sin lucidez no hay cura posible, porque serían palos de ciego y matar moscas a cañonazos». Amén.
En la tercera historia, necesito vuestra ayuda, José Manuel y Daniel, al igual que la tuya, querido lector, para transmitirle energía y pensamiento positivo para mi amigo Paco, un tío simpático, solidario, enamorado de su mujer y sus dos hijas, que desde hace semanas lucha desde la UCI de un hospital sevillano por seguir sonriendo, disfrutando de su familia y de la legión de amigos que maldicen la Covid-19, que no encuentran justificación a esta prueba final para la que nadie ha estudiado lo suficiente, para la que nadie está preparado. Sigue luchando Paco, por favor, no te rindas, que la vida y el mundo lo forjaron luchadores incansables como tú.
Os dejo queridos lectores, recordándoles que no dejen de cuidarse y de escuchar, de vez en cuando, la enorme canción de Dani Martín.
«… Qué bonita la vida
Tantas veces enorme
Te acaricia y te mima
Te hace sentir tan grande
A veces eres su niño
A veces enemiga
Qué bonita la vida.
Qué bonita la vida
Qué regalo tan grande
Que luego te lo quita
Te hace no ser de nadie
A veces sin sentido
Otras tantas gigante
Qué bonita la vida… «.