Por Diego Jiménez.
Una fecha marcada en rojo en el calendario futbolístico post-Covid19, el 11 de junio y un “plato principal” de lo más jugoso para que eche a rodar la pelota en la jornada 29 que el virus frenó en seco allá por el mes de marzo.
Los equipos profesionales aceleran su puesta a punto con el trabajo en grupo y restando días al almanaque para disfrutar, de una manera distinta y sin precedentes en la historia de un derbi sevillano, de un partido que no deja indiferente a nadie; que “parte”a la Sevilla balompédica sentimentalmente en dos; que divide a las familias según el color de la bufanda que profesen. Un derbi que cada cual vivirá a su manera con unas gradas del Sánchez Pizjuán despobladas, silenciosas, vacías, como si el fútbol no fuera fútbol, porque cuesta trabajo entender el fútbol sin el corazón que le ponen sus aficionados.
Antes de que eso ocurra en una noche de la primavera sevillana, las miradas se vuelven hacia los profesionales que dan relevancia y hacen aún más grande un derbi. Los periodistas, cámaras, fotoperiodistas, y demás profesionales de la información que viven una espinosa situación en estos tiempos de desescalada, fases,pandemias y exabruptos políticos.
Me solidarizo con los compañeros de Estadio Deportivo, al igual que con el resto de medios que vivieron una idéntica situación, que esta semana no tuvieron otra salida que aplicar un ERTE en su periódicopara evitar que “el barco se hunda”. Ánimo y confianza para que el futuro, espero que no lejano, sea más despejado y limpio que el presente, y volváis al “terreno de juego” con más fuerza que nunca.
Una concentración de fotoperiodistas, cámaras y profesionales del periodismo deportivo se concentraba esta semana a las puertas de las sedes de clubes andaluces de fútbol profesional para reivindicar, cámara al cielo o al suelo, su derecho a la información, a trabajar en justicia accediendo a los entrenamientos y a las 11 jornadas de liga que restan, antes de que el verano caiga a plomo sobre Andalucía yel resto de España.
Su futuro profesional, su empleo, están en juego y mi esperanza es que todo quede en una aislada anécdota producto de un exceso de temperatura corporal provocada por el “bichito” de moda.
Decía el escritor y político cubano José Martí que “el que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo”.
Pues ya se pueden aplicar el cuento y ¡¡¡ qué llegue el fútbol !!!