Señores que les gusta contar

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Por Avanti.

A veces los bolsillos se van llenando con los restos del naufragio del día a día, naufragio que va engordando cerditos con monedas que valen más por su peso en cobre que por su valor en el banco de España.

Y es que querido amigo no es lo mismo “no gastar” que “ahorrar”.

Los agujeros de los bolsillos son la mejor metáfora que existe del tiempo perdido día a día, momentos no aprovechados que se nos pierden diariamente y que jamás volveremos a recuperar.

Intentamos ahorrar para creernos que algún día nuestros bolsillos tendrán la misma alegría que una caseta de Feria cuando el grupito toca “Volare” de los Gypsy King a las tres de la mañana. Ahorramos, y lo que de verdad hacemos es no gastar.

¡Ojala se pudieran ahorrar otras cosas!; ahorrar en salud para gastarla cuando nos apriete el termómetro; ahorrar en amor cuando los besos nos dan la espalda; hasta ahorrar horas de calle para cuando nos obliguen a ver la puerta de casa desde adentro.

El dinero está para convidar y repartir, ahorrar es una estupidez. Lo mismo estás ahorrando y al final nadie lo quiere porque lo que querían de verdad era compartir tu tiempo, ese tiempo que es imposible ahorrar.

El tiempo se gasta o se invierte y punto. Imposible ahorrar.

Lo dijo el gran Sabio de Tarifa: “Lo importante es vivir que el dinero se queda aquí para los señores que les gusta contar”

Pues eso querido amigo, invierte tu tiempo en todo menos en dedicarle un segundo a pagar el último recibo del OCASO.

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