Sevilla como ejemplo

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Por Miguel Ángel Vázquez.

Juan Espadas se ha convertido, desde hace unos días, en el referente del socialismo andaluz. Ha recibido el aval incontestable de la militancia para tomar las riendas del partido y recuperar la confianza de la ciudadanía. O dicho de otro modo: para ganar en las urnas la vuelta del PSOE de Andalucía a la Junta. El resultado de las primarias ha sido inapelable y esclarecedor: las bases socialistas han traducido en votos la pulsión de cambio que latía desde que, tras 37 años, se perdía el gobierno en diciembre de 2018. Además, las encuestas (todas las publicadas desde entonces, y han sido muchas) pronosticaban un escenario desalentador. No es de extrañar, por tanto, que las derechas desearan que todo siguiera igual porque, por desgracia, así les iba bien.

La militancia ha sabido interpretar este crucial momento político y, conocedora de que con la misma fórmula el resultado sería igual o peor, ha apostado por emprender una nueva etapa. Sin un revulsivo no era posible imaginar la remontada. Desde el 13 de junio, se ha abierto una ventana de ilusión. Eso sí, el PSOE de Andalucía tiene por delante un reto que sólo será posible conseguir con trabajo en equipo, muchísimo trabajo, con escucha activa a la ciudadanía para la construcción de un proyecto político renovado, retomando la interlocución con los sectores progresistas andaluces y restaurando la unidad interna (es tiempo de puentes, de convivencia y fraternidad, y de decir hasta nunca a las trincheras).

Como alcalde de Sevilla y antes en la Junta de Andalucía, Espadas se ha ganado a pulso la fama de buen gestor. Es un político que ha demostrado moderación, preparación, solvencia y capacidad de diálogo y acuerdo con el adversario político y con la sociedad. Se ha ido forjando un expediente intachable avanzando peldaño a peldaño por su valía, su perseverancia y su talla humana. Persona de formas templadas y educadas, tiene ante sí la responsabilidad de diseñar de modo coral una alternativa desde la experiencia que ha adquirido en los últimos seis años al frente del Ayuntamiento de Sevilla, el municipio de mayor población que gobierna el PSOE en España.

El proyecto de Espadas será netamente de izquierdas pero sin dogmatismos; antepondrá el interés general; se basará en la negociación y el consenso siempre persiguiendo el bien común; no tendrá urgencias cortoplacistas, sino que trabajará con luces cortas y luces largas, gestionando el presente y pensando en el futuro; se forjará de abajo a arriba con la participación de los ayuntamientos como agentes más cercanos en cada territorio; y estará más conectado a los nuevos movimientos sociales y a fenómenos que ya son una realidad como la transformación digital, la transición ecológica o la inaplazable lucha contra la desigualdad.

Hay una base social de izquierdas que está esperando a un nuevo PSOE de Andalucía. Si Espadas lo ha hecho en Sevilla, con muy buena nota y reconocimiento ciudadano, ¿por qué no en la comunidad autónoma?