Por Virginia López.
Del 30 de junio al 4 de julio se celebra la XLVI edición del Abierto Internacional de Ajedrez “Ciudad de Sevilla”, un torneo puntuable para los principales circuitos internacionales.
La relación entre el ajedrez y Sevilla es bastante estrecha, atravesando diversos períodos de la Historia. Viene de lejos, a raíz de una bonita leyenda que estipula que la Sevilla musulmana fue salvada de los cristianos gracias a una partida de ajedrez. Que sea una leyenda y no un episodio histórico, no le resta importancia a esa relación que se ha visto acrecentada desde los años 80.
La leyenda transcurre en el año 1078 durante el reinado del famoso Almutamid aunque el protagonista es su amigo y consejero Abu Bakr Ibn Ammar, conocido como Abenamar.
Ocurrió que el Rey Alfonso VI de Castilla se internó con una valiente celada en la Taifa de Sevilla, alarmando al Rey Almutamid que veía irremediable un enfrentamiento pese a las parias de oro que pagaba desde hace tiempo a modo de tregua. Las tropas cristinas se instalaron en Sierra Morena preparándose para el asedio.
Su fiel amigo le dijo que no se preocupara y salió al encuentro de la comitiva cristiana para la misión diplomática de intentar una tregua.
El visir musulmán departió con el monarca castellano y en un momento dado reparó en un ajedrez que había en el pabellón real, confesándole el cristiano lo que le gustaba aquel juego de ellos. Fueron los árabes quienes introdujeron el ajedrez en la península, cuyo origen se circunscribe a la India septentrional, que conquistaron al Imperio Sasánida.
Abenamar le propuso entretenerse con una partida dando a entender el infructuoso resultado de su diplomacia. Se apostaron granos de trigo, pero exponencialmente: dos por la primera casilla, cuatro por la segunda, dieciséis por la tercera, etcAbenamar ganó la partida y cuando el rey se puso a contar las casillas se dio cuenta de la falta de cálculo por parte suya pues la cifra era inalcanzable: ni todos los graneros de Castilla llegaban a un mínimo porcentaje.
Abenamar aprovechó la ocasión para proponer que le perdonaba la deuda si se retiraba y dejaba en paz a Sevilla, el rey renuente, no tuvo más remedio que aceptar ese trato, pues era la única forma de mantener su da palabra de caballero.
Así que, el destino de la Ixbilya musulmana estuvo en vilo a merced de los 64 escaques que en ese momento simbolizaron a la ciudad y parce ser que era el tablero más bello con las mejores piezas jamás vistas. Una variante de la leyenda cuenta que el taimado Abenamar conociendo la afición del rey se llevó el arcidriche cuyos trebejos estaban tallados en las mejores maderas de ébano, sándalo y aloe y con extraordinarias incrustaciones de oro y piedras preciosas sobre un trabajo de filigrana finamente labrado, diríase que por manos divinas.
Alfonso X mandó escribir el Libro del Ajedrez, cuyo único ejemplar se conserva en El Escorial y también aparece miniado en las Cantigas.
1987 fue el año clave para el ajedrez sevillano, pero en realidad fue un hijo en el ajedrez internacional con la famosísima partida disputada entre los rivales rusos Karpov y Kasparov. Fue en nuestra ciudad, cuando se celebraba el Campeonato Mundial, donde su famosa rivalidad alcanzó su cénit.
Mesa, sillas, tablero y piezas usados en la apasionante partida se conservan en la Casa del Ajedrez del Polideportivo San Pablo.
Por cierto, aquí Karpov, quién perdió, usó por primera una técnica de arranque y que fue bautizada como “Variante Sevilla”.
Desde entonces la práctica del ajedrez se ha multiplicado en la ciudad y en la provincia, especialmente en el ámbito escolar pues el ajedrez, como se sabe, es más que un deporte y su práctica genera numerosos beneficios para nuestra psique y nuestro bienestar.
José Julio Gómez Trigo es el autor del interesante libro «El Ajedrez Sevillano. Su historia» y el primer sevillano en alcanzar el título de Gran Maestro de Ajedrez fue un veinteañero Miguel Santos. La reseña más antigua de la celebración de un campeonato de ajedrez en nuestra ciudad la recogió el Sport Sevillano en 1913. Fue un torneo organizado por el Círculo de Labradores donde participaban personas con cierta posición acomodada. En esa misma sede estuvo en 1970 el emblemático Bobby Fisher.
El ajedrez también forma parte de la decoración arquitectónica, lo vemos en la Colegiata románica de San Isidoro en León y en las fachadas de Aníbal González, como en el nº 41 de la calle Cuna:
Y por último como curiosidad, las piezas del ajedrez se han “sevillanizado” desde que en la partida de 1987 las torres se representaran como la Torre del oro.
Recordemos que este año se celebran los 800 años de la construcción de nuestra querida torre albarrana.