Por Javier Compás.
Me van a perdonar ustedes el titular, lo digo porque no piensen que voy a escribir sobre bares y restaurantes donde nunca me verán el pelo, no es eso y me explico. Me he permitido un encabezamiento de artículo llamativo por dos motivos sobre los que me extiendo inmediatamente.
El primero de ellos es denunciar la plaga de (des) información que sufrimos en internet, titulares engañosos, equívocos, exagerados, para llamar la atención del lector, para que “piquemos” (en sus dos sentidos, el tradicional y el cibernético), para luego encontrarnos con textos intrascendentes que no dicen nada interesante, contenidos que no responden a la expectación creada por la cabecera “amarilla”, y no solo lo están practicando webs de nuevo cuño o blogueros oportunistas, los grandes medios tradicionales también se están contagiando de la tendencia. Una estafa que nos hace perder el tiempo y nos intensifica la poca fe en el nuevo periodismo basura de consumo inmediato.
El segundo motivo es señalar esas incansables listas que van apareciendo a primeros de año del tipo: “10 restaurantes que no podrás dejar de visitar en 2020”, “los cinco bares que te cautivarán este año”, “los platos imprescindibles que comerás en 2020” y así podríamos seguir ad nauseam. Gurús de la gastronomía que nos quieren encauzar porque han oído que tal o cual sitio estará de moda y, como loritos amaestrados, van repitiendo unos y otros continuamente, esto es, repetir una falacia hasta que parezca verdad. Además estas cosas siempre huelen a temas patrocinados, como esas guías de vinos que algunos periódicos tradicionales sacan en torno a las fiestas navideñas, donde se recomiendan vinazos a granel de supermercado como si fueran de verdad de los mejores de España.
Esto último requeriría su propio artículo, las listas de los mejores… (lo que sea), donde todo se basa en un sinfín de llamadas telefónicas previas del departamento comercial: “Oye que vamos a sacar una lista de los mejores (vinos, cervezas, quesos…seguir hasta que se quiera) y tienes que estar” (previo pago naturalmente). Todo ello en un mundo, el de la prensa, donde cada vez es más difícil cuadrar las cuentas, donde la gente no compra ya papel y donde los contenidos en la red son difíciles de monetizar.
Por cierto, sí que hay sitios donde, si puedo, no pondré un pie, al menos para consumir, pero eso me lo callo por ahora, que todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida.