Por Raúl DG. @Rauldga.
Antonio, el Canijo de Carmona, es como Pedro, el de los Majaras. Este último, ni se llama Pedro ni está Majara y Antonio ni está Canijo ni es de Carmona.
Antonio es como es, un Dios Baco sevillano en el imperio de Gades, de esos a los que pocos prestaban atención, hasta que desembarcaron en el Gran Teatro Falla, unos pibitos de los botellones, provenientes de la vieja Carmona y que significó un punto y aparte en su participación en el Carnaval de Cádiz, ese que lleva tatuado en su piel.
Se como eres, sé que hablar de Cádiz para ti es lo mismo que hablar del amor, del no correspondido, del silencio, del proclamado, del lejano. Porque Cádiz siempre será tu novia, Sevilla tu Madre y Carmona probablemente, deba ser su tía.
Y porque sé, que para ti, el Carnaval de Cádiz, no es lo mejor de esa nuestra querida ciudad, donde está se encuentra ese templo de ladrillos coloraos, ese Falla que muchas veces me has repetido que es la puerta de entrada para un universo posterior, el universo de lo gaditano.
Me cuentan que el Dios Momo está jugando con tu salud y nos queda mucho por aguantarte, sevillista de los buenos. Y a ti, también te queda, como te seguirá quedando ir al ensayo de una agrupación infantil, comerse una empanadilla de la Catedral o las bolas de las ensaladillas de Las Palomas. Te queda visitar más veces, esas librerías que guardan en sus estantes, tanta historia gaditana.
Te queda mucho, mucho por lo que luchar, por tus dos estrellas y como no, por aquella mujer que un día guardó para siempre una plancha, en un lugar de cuyo nombre no quiere acordarse. Nos quedan muchos finales de popurrí por escuchar, de esos tuyos que te pegan el pellizco, de esos que se repiten una y otra vez.
Bueno, sé que hay dos cosas que te faltarán siempre por hacer. Lo de Esther Arroyo me lo guardo, pero lo de tirarte por el Puente Canal, aunque te de miedo, avisa el día que pase, que, hasta entonces Cádiz, no vivirá otro maremoto.
Antonio, aquí no se rinde nadie. Un abrazo de este junta letras.