Por Diego Jiménez.
Los extremos siempre son excesivos o como diría un clásico, «ni tanto ni tan calvo».
En este país no tenemos término medio, o sí. Ahora que entramos en modo «On» en la fase 1 de la desescalada por el Covid-19, te encuentras ejemplos claros de unos extremos que se repelen en una cuestión tan elemental de cómo los ciudadanos están soportando la crisis por el «bichito».
El Cádiz CF busca fórmulas para que el «miedo» que tiene su futbolista Fali a salir de casa (confiesa que no ha salido a la calle ni a pasear con su hija), se convierta en confianza y normalidad ahora que los futbolistas comienzan a ver el final del túnel con su vuelta al trabajo y la competición liguera. Ese miedo de Fali es comprensible y no tiene invitación a lo colectivo; el mismo que tienen muchos de nuestros mayores, jóvenes o niños de contagiarse al salir a la calle a comprar o dar un paseo.
En el otro extremo, ¿a quién no le han caído a su WhatsApp imágenes de calles, plazas, paseos o playas con una «marea» de personas próximas unas de otras, sin guardar la debida distancia de seguridad?. Y créanme que pese a que las autoridades aconsejan que, poco a poco, adapten su mente al modo desescalada, eso no significa que abramos todas las puertas del castillo para que el «bichito» gane el partido.
En el término medio está la virtud y desde esta humilde tribuna apelo al sentido común, y la conciencia de los ciudadanos para pasear, hacer deporte, ir a comprar, salir con sus hijos, sí a todo, pero sin perder un ápice nuestra responsabilidad como ciudadanos de cumplir las recomendaciones que instituciones y responsables sanitarios nos dan para ganar uno de los partidos más importantes de nuestra vida.
Decía el célebre decimosexto presidente de los Estados Unidos de América, Abraham Lincoln que «no se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy».
Pues eso, que «un poquito de por favor» por la Salud de la Humanidad.