Por Avanti.
En mi pueblo no se paren niños, en mi pueblo se paren o sevillistas o béticos.
No existen medias tintas, ni equipos que sirvan de aliviaderos a ansias de títulos y campeonatos. O eres sevillista o eres bético.
En mi pueblo cualquier placita se trasforma a media tarde en el mayor de los estadios del mundo. Estadios donde dos naranjos recogen los goles de la mayor cantera que jamás existirá. Esa cantera de sentimientos que laten en el pecho de mi gente.
Da igual de dónde vengas, quién te pague la nómina, a quién reces o a quién ames. Da igual si te queda poco para pegar el izquierdazo definitivo o estás aprendiendo a andar. En mi pueblo todo es pasajero, todo menos los colores con los que te parieron.
En mi pueblo se va al colegio con la maleta de tu equipo de fútbol, ese equipo que se hereda como el color de ojos o el rubio de tu pelo.
En mi pueblo no existe el futbol, en mi pueblo existe única y exclusivamente “tu equipo y el otro, el malo”
Pasamos de modas blaugranas y madridistas, nosotros vivimos en esa “Galia” futbolista que nos regala el Guadalquivir. Esa Galia donde siempre ondean banderas color “mi gente, mi equipo”
Ojalá mi equipo gane y todo siga igual; con niños llevando en el pecho el escudo de los equipos de su pueblo.
¿Qué cuál es mi equipo?.Pues de cuál voy a ser; del equipo del que me parió mi madre, exacto; el mismo con el que la parieron a ella.