Y parece que fue ayer

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Por Ana de La Peña.

Tal día como hoy hace un año nos preparábamos para asimilar un verano absolutamente diferente y lleno de preguntas e incertidumbre, recién salidos del primer golpe fuerte de pandemia COVID 19, sin pasársenos por la cabeza que en septiembre u octubre vendrían tiempos peores o con situaciones más agravadas por el descontrol y la repercusión de los meses de verano.

El ansia de salir, de tomar el aire, de intentar volver a coger el ritmo de una nueva normalidad (engañándonos con esa nueva normalidad, porque realmente no era nueva, era lo mismo que los tres meses anteriores pero pudiendo salir a la calle con las normas en la mochila y teniendo que llevar las restricciones a rajatabla) y la necesidad de salir de una pesadilla hecha realidad absoluta donde nuestros mayores y los niños fueron en cierta medida los más perjudicados, aguantando el tirón de tantos días y días de encerramiento y sin movilidad alguna.

El ansiado verano llegaba y la movilidad aunque con sus restricciones comenzaba. Y parece que fue ayer, y ya estamos a las puertas de un segundo verano con la vacuna como compañera fiel que apaciguará los ambientes y ayudará a llevar todas las circunstancias a la normalidad de siempre incorporando cada día las cosas de siempre, los planes de toda la vida, los calendarios establecidos, las reuniones familiares y de amigos, los viajes, los desplazamientos, sabiendo que esta circunstancia ha venido pero no para irse, sino para quedarse entre nosotros, como la gripe, la fiebre, la gastroenteritis. Y que debemos aprender a vivir con ella de la misma forma que nos hemos acostumbrado a vivir con lo demás. Pero con una clara diferencia, que esta pandemia nos ha tocado de lleno y ha invadido nuestras vidas sin límites y ha creado un antes y un después en todo lo que nos ha sucedido y sigue sucediendo.

Son muy pocas las personas y muy pocos los testimonios que no reconocen un cambio en sus vidas en sus profesiones en sus pensamientos y en sus modos de actuar. Hay un antes y un después en todo y una visión y forma de entender la vida y el mundo diferente. Y después de un año, un año incluso un poco más, donde encauzamos un nuevo verano con pinceladas claramente diferenciadoras al verano ya pasado y con un nuevo horizonte donde queda de manifiesto el gran esfuerzo de tantas y tantas personas involucradas en avanzar y proteger a la sociedad en su conjunto y que todos nosotros podamos estar protegidos y en las mejores condiciones para seguir una vida normal y seguir haciendo todo lo necesario para vivir, para viajar la vida, que es lo más apasionante y la mejor aventura que le pueda tocar a cada uno de nosotros: la salud y la vida.

Y parece que fue ayer cuando parecía todo un mundo y que nada iba a estar estable y que nada iba a avanzar y que nada iba a estar tranquilo y que todo iba a ser caótico y al final aplicando el sentido común y el buen hacer, y la unión, todo está empezando a equilibrarse porque la unión hace la fuerza y porque hay muchas personas involucradas e interesadas en el equilibrio y la estabilidad de todos y en ayudar a los demás por el bien común de todos. Y esta es realmente la mejor arma y el mejor fundamento de todo. Pasa el tiempo demasiado rápido, no se para, no espera, pasa todo cuando menos nos lo esperamos, y parece que fue ayer después de esos intensos 3 meses de encerramiento absoluto y sin movimiento ninguno; pero ya han pasado casi 15 meses y ya estamos en una nueva dimensión y en un nuevo escenario y con nuevas miras y ante una nueva etapa que está viendo ya y viviendo los resultados de todos los avances a pesar de la gran cantidad de dificultades vividas pero superadas y a pesar de todo lo vivido y padecido.

Hago un llamamiento al buen hacer de tantas y tantas personas involucradas y absolutamente comprometidas en la ayuda y superación de una situación terrible y confusa llena de muchas alteraciones e incertidumbres, que hemos podido superar y estamos superando entre todos y procurando aportar nuevas iniciativas y nuevas normas que fomentan el progreso y el bienestar de todos.

Un brindis por este nuevo verano con un nuevo prisma de la situación, sin olvidarnos nunca del escenario de gravedad vivido y del dolor y pérdida de tantas y tantas personas que se han ido y nos han dejado por culpa de esta situación y de sus consecuencias y tanta angustia sufrimiento de familiares y allegados de los mismos. Y que esto último nos haga reflexionar y ser absolutamente conscientes de que debemos ser cautos y seguir aplicando el sentido común y tener siempre el máximo control sobre todo. Prudencia, pero optimismo y mucha fuerza y esperanza.

Parece que fue ayer pero estamos ya en hoy, en un hoy diferente, en un presente lleno de oportunidades y con muchas lecciones aprendidas. Vamos a vivir el presente y ser agradecidos, muy agradecidos con todo.