Por Diego Jiménez.
En este Rincón del Periodista de junio, donde el calor aprieta en cada callejuela de nuestra hermosa Sevilla, me van a permitir que comparta emociones recientes que se vienen labrando en los dos últimos años.
Hace algún tiempo me permitió este querido periódico poner negro sobre blanco acerca del inmenso trabajo inmenso y solidario que la Asociación Anclaje realiza en Sevilla con personas que entran por sus puertas ausentes de esperanza y salen llenos de luz e ilusión.
“Anclaje es un lugar donde se respira Paz”, decía su presidente Manolo Jiménez emocionado, en el salón de actos de la sede, ante los hombres y mujeres que han sido capaces de recorrer con valentía y firmeza, un largo camino de sombras y luces en los dos últimos años.
Ellos y solo ellos y sus familiares saben de lo que escribo, por eso para este humilde plumilla son héroes sin capa, luchadores sin espada, guerreros sin armadura, pescadores anclados a su firme convicción de que la vida merece la pena, y mucho, saborearla y amarla de la mano de las personas a las que quieres.
La sociedad debe conocer el inmenso trabajo que, en silencio, llevan a cabo monitores, junta directiva y voluntarios de Anclaje, cuyo lema es “Tú solo/a no puedes. Juntos y juntas podemos”. Ellos y ellas son luz en la oscuridad; faro para el que anda perdido; esperanza para los que arrojaron la toalla; ilusión por vivir para los que la perdieron.
Un ancla blanca sobre fondo azul marca el camino de la esperanza y las ganar de seguir sonriéndole a la vida.
Gracias Anclaje por permitirme en este tiempo acompañaros en el camino hacia la libertad junto a mi hermano Pedro; por enseñarme a tener constancia; valentía y coraje. Por no abandonar nunca, pese a que las circunstancias no siempre estuvieron a mi favor.
Con vosotros aprendía a escuchar, comprender y aprender. Fue un lujo dedicaros tiempo para que Anclaje ocupe un lugar preferente en mi corazón.
Anclaje siempre será mi casa y la de muchas de las personas que concluyen una primera parte del camino de su rehabilitación; ellos y ellas tienen claro que seguirán toda la vida vinculados a una familia de personas que se dejan el Alma por construir pilares de libertad para los demás.
“No hay más libertad que la Vida que se lleva uno”, decía mi querido Juan Antonio al recibir su reconocimiento en forma de ancla en la Asociación.
Pues eso, amigos, disfruten de su Libertad y de la Vida.