La Diputación cumple 30 años en la sede del Cuartel de Intendencia, en la sevillana Puerta de la Carne

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Javier Fernández: «Cada etapa tiene sus objetivos. El mío es hacer una Diputación moderna de políticas vanguardistas y empática con las preocupaciones de la ciudadanía»

Recepción a Miguel Ángel Pino, presidente de 1983 a 1995 e impulsor del traslado al antiguo Cuartel de Intendencia de la Puerta de la Carne

En 1994, la Diputación de Sevilla trasladaba su infraestructura, la prestación de sus servicios a la ciudadanía y a los hombres y mujeres que componían su plantilla de trabajadores públicos, desde la actual Casa de la Provincia en la Plaza del Triunfo, hasta el edificio que había sido Cuartel de Intendencia, en la capitalina Puerta de la Carne, rehabilitado y acondicionado por la dupla de arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz.

            “Ese 20 de diciembre, se inauguraba la nueva Sede Institucional con el que fuera ministro de Administraciones Públicas del Gobierno de España, Jerónimo Saavedra; con Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, y con Miguel Ángel Pino, presidente provincial durante doce años e impulsor de este traslado. La anécdota: la protesta de estudiantes de Medicina que reclamaban la formación postgraduada que exigía entonces la Unión Europea para el ejercicio de la profesión, durante el acto institucional”, explica Javier Fernández.

            Treinta años después, el presidente de la Diputación y el ex presidente Miguel Ángel Pino, acompañados por otros dos políticos históricos para la provincia, Isabel Pozuelo y José Manuel Amores, conversan sobre este aniversario e intercambian puntos de vista sobre el momento actual que vive la provincia de Sevilla. Javier Fernández ha recibido a Pino en la Sede institucional y le ha hecho entrega, como recordatorio de este aniversario, de una reproducción de la nueva marca provincial, que a Pino le gusta porque le evoca “fluidez, movimiento y apertura, pero conectada al mapa y al sentir de la provincia”.

            Ambos interlocutores han destacado la calidad del trabajo de sus respectivos equipos de Gobierno y de las trabajadoras y trabajadores públicos, “sin los que sería muy complicado escuchar las necesidades de la ciudadanía y gestionar las soluciones, evitar que haya una Sevilla de dos velocidades”, y Fernández ha asegurado que “es difícil pensar cómo fue construir todo esto”.

            “A lo largo del tiempo la Diputación Provincial ha evolucionado y ha intentado ser eficaz a los ciudadanos, algunas veces directamente y otras a través de los ayuntamientos. Cuando llegamos, la Diputación era un ente benéfico social, que cuidaba también de las

carreteras provinciales y poco más. Y lo que hicimos fue transformarla, de acuerdo con lo que dice la Constitución y la Ley de Bases de Régimen Local, en una entidad al servicio de los municipios, de prestar a los ayuntamientos los servicios que ellos tienen la obligación legal de prestar a la ciudadanía”, le ha respondido Miguel Ángel Pino, poniendo el acento en que “lo hicimos tratando de forma desigual a los desiguales, porque era la única manera que teníamos de que no se crearan bolsas de pobreza en determinados territorios de la provincia, que estaban infra desarrollados”.

            “Lo primero que había que hacer era no tener desperdigadas instalaciones por todas partes y, a continuación, conocer la totalidad de la provincia. Recorrimos los municipios un par de veces en cada Mandato. Había que mancharse los zapatos. Había muchas carencias básicas en ese momento y la Diputación ha intervenido en todas ellas y acometió las obras necesarias para contribuir a la calidad de vida de la ciudadanía sevillana”.

            Miguel Ángel Pino, que ha citado los inicios del Huesna o Aljarafesa durante sus doce años de Mandato, ha señalado sentirse “no orgulloso, pero sí especialmente satisfecho por varias cosas”.

            “Cuando un alcalde, el de Aguadulce, que me dijo: ‘Mira, por este pueblo han pasado todos los políticos de todos los partidos políticos, pero tú eres el primero que se para’. Y luego hay muchas satisfacciones que uno siente en muchos momentos, cuando ha puesto en práctica un servicio de recogida de residuos o un servicio de fax a todos los ayuntamientos de la provincia o empezamos a darles apoyo a las empresas o de fomentar la cultura en los ayuntamientos o fomentar grandes eventos culturales en la provincia, como el Festival de Jazz de Sevilla o el Festival de Danza de Itálica, o el teatro de la Maestranza”.

            Para Pino, en resumen, “los políticos tenemos que ir a los pueblos no a pasar por ellos, sino a pararnos, a ver y escuchar” y Fernández ha asegurado que “en la actual Diputación, nos preocuparemos el día que la gente no venga a pedirnos cosas, porque será que habrán dejado de confiar en nosotros”.

MUNICIPALISMO Y POLÍTICA “DE COSTURA”

            Para Javier Fernández, “Manolo del Valle fue el primer presidente de la Diputación de Sevilla y tuvo un papel fundamental en democratizar la institución tras las primeras elecciones municipales del año 79. Pero el regidor que puso las grandes bases de la Diputación, que jugó un papel fundamental, fue Miguel Ángel Pino. Él fue quien aglutinó y entendió que la Diputación no podía estar dispersa por toda la ciudad, tuvo esa visión y hizo este edificio ejemplar de Menéndez Pelayo, hace treinta años”.

            “No se puede mirar al futuro si tampoco sabemos de dónde venimos y estos treinta años han sido años muy importantes, en los que la importancia cualitativa y cuantitativa de la Diputación ha adquirido niveles bastante relevantes. En el día de hoy queremos ponerlo en

valor. No sólo la efemérides,  sino sobre todo el gran trabajo que se ha hecho y la importancia que la Diputación ha tenido en el desarrollo de Sevilla y su provincia en estos años: estar al lado de los ayuntamientos, estar pendiente de ellos, sobre todo de los menores de veinte mil habitantes, y poner en valor las políticas supramunicipales y el trabajo de los casi dos mil empleados públicos que tiene la Diputación de Sevilla”.

            Fernández reivindica el papel de las diputaciones desde el convencimiento absoluto. “La de Sevilla, durante estos años, ha sabido respetar la autonomía municipal y darle a los ayuntamientos el sitio que la Constitución les consagra. Los ayuntamientos, sobre todo los de menos de veinte mil habitantes, han notado la acción de la Diputación con los recursos que se han ido poniendo a disposición de los municipios, hasta el punto de que los alcaldes y alcaldesas de todos los colores políticos sienten y así me lo dicen, que si no existiese la Diputación de Sevilla habría que inventarla”.            

“Y luego está lo que yo llamo las ‘políticas de costura’, esas políticas supramunicipales que realmente cosen el territorio: energía, agua, residuos, bomberos, transportes públicos. Es decir, todas esas políticas que hacen comarca. Todos los municipios tienen su identidad propia desde el municipalismo, pero todos se sienten identificados con una determinada comarca y esto tiene identidad propia también, porque aquí es donde los 2 millones de sevillanos y sevillanas que somos nos hacemos fuertes y en esta identidad territorial es donde la Diputación juega un papel importante y más que tiene que jugar en el futuro”.

DIPUTACIÓN MODERNA, VANGUARDISTA Y EMPÁTICA

            Javier Fernández es también un convencido de la dedicación al progreso de la provincia. “En los pueblos hay gente que está ilusionada. El reto es importante: que el que quiera vivir en pueblos pequeños de la provincia encuentre oportunidades para seguir construyendo allí su proyecto de vida. Es un aliciente para seguir trabajando por la provincia”.

            “Cada etapa de la Diputación tiene sus retos y objetivos. Yo creo que lo que hay que hacer es una Diputación moderna. Una Diputación que esté con los retos. Que sea capaz, ya no solo de enviar dinero a los municipios y de respetar el municipalismo, sino de estar a la vanguardia en las políticas del cambio climático; que tiene que entender que los pueblos no serán pueblos si no están cohesionados también digitalmente y que ninguno se quede atrás; que inculque a la gente el valor de que los empresarios son aliados y no son enemigos, porque los políticos y los empresarios estamos condenados a entendernos ya crear condiciones para que Sevilla pueda crecer de manera uniforme”.

            “Mi objetivo es una Diputación amable, conocida, cercana. Se trata de decir cuáles son los retos y las preocupaciones de las sevillanas y los sevillanos en el año 2025 y qué papel tiene que jugar esta Institución para ser útil. Es que al final esto de la política va de ser útil. Y qué es ser útil: escuchar los problemas que tiene la gente y con dinero público intentar ponerle soluciones para intentar que la gente viva mejor”.