Por Diego Jiménez.
El frío de invierno en enero en el estrenado calendario, anuncian que un nuevo año ha llegado donde volvemos a poner negro sobre blanco en la lista de propósitos que deseamos cumplir en 2025.
No perder la rutina del gimnasio, adelgazar, quitarte estrés, dedicar más tiempo a la familia y a los amigos, preocuparte menos por cosas que tienen relativa importancia y un largo etcétera que, si les apetece, pueden ir anotando.
Este primer Rincón del Periodista tras las fiestas navideñas, quisiera dedicarlo en mi querido Centro Histórico a hacer un viaje y detenernos en un tiempo en el que fuimos niños cargados de magia, felicidad e ilusión, pante la inminente llegada de los Reyes Magos de Oriente.
Este pasado 4 de enero, por la amenaza de lluvia sobre Sevilla y su provincia, cuando contemplaba la mirada de Sus Majestades en Alcalá de Guadaira o en Sevilla, en especial Baltasar, mi Rey Mago preferido, veía en su rostro la misma felicidad e ilusión de un niño que se hace mayor, que forma su familia y tiene hijos, que a su vez tienen la misma mirada ilusionada y con mariposas en el estómago cada vez que el calendario se acerca a los primeros días de enero.
Así me vi reflejado al ver como disfrutó mi estimado Fede Quintero, Rey Baltasar en la Cabalgata del Ateneo de Sevilla, que junto a su séquito de auxiliares y beduinos hacían felices a tantas personas que por cada rincón de nuestra hermosa Sevilla esperaban el paso de los Reyes Magos.
No cabe más belleza en ese río de ilusión que nos devuelve a nuestra niñez: colores, música, saltos, fantasía, magia y disfrute de la vida, en forma de Cabalgata.
“Érase una vez, que tres hombres sabios dejaron sus palacios en distintos lugares de la tierra, para reunirse en Sevilla y repartir fe, ilusión, y esperanza”, anunciaba el Ateneo de Sevilla en sus redes sociales para poner el broche a otra noche mágica de Cabalgata de Reyes Magos en 2025.
A sus Majestades les pedí para este nuevo año que nos llenen, a todos, de salud, amor y serenidad, para disfrutar de la vida a cada instante.
Y también les pedí que siempre sintamos, en nuestro corazón, la ilusión de un niño cada vez que lleguen los Reyes Magos.
Feliz Año, queridos.