El académico Antonio López fue el encargado de presentar el ciclo de conferencias sobre historia y patrimonio documental de las cofradías en Sevilla, organizado por la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría
El académico y profesor titular de CCTTHH de la Universidad Pablo de Olavide, López Gutiérrez expuso de manera muy prolija, durante la inauguración de las jornadas, el rico patrimonio documental que las distintas hermandades de penitencia y gloria de Sevilla capital
y provincia conservan y han acumulado. Durante su intervención resaltó cómo este patrimonio había estado “durante siglos en el olvido y muy maltratado, sufriendo numerosas pérdidas tanto por el transcurso del tiempo como por circunstancias como las riadas, muy frecuentes en la ciudad de Sevilla, o los incendios”.
Dicho patrimonio ha sido recogido y acumulado por las diversas hermandades, provocado por los diferentes órganos de Gobierno de las mismas, tanto por Secretaría como por Mayordomía. “Las hermandades son una fuente de crear documentación. Este patrimonio no es solo epistolar, nóminas de hermanos, recibos, contratos, pleitos, litigios, sino que también hay un rico patrimonio artístico compuesto por obras de arte, pinturas, grabados, muebles etc.”, señaló López Gutiérrez.
De igual forma, destacó cómo a finales del siglo pasado la Fundación el Monte fue un elemento muy necesario, al patrocinar el proyecto de la ordenación de diversos archivos, permitiendo contemplar y profundizar en su organización.
Para Antonio López, los archivos se podrían considerar como los “parientes pobres de las hermandades”. El siglo XVIII fue un siglo aciago, pues desapareció muchísima documentación, pero también destacó por la presencia de grandes eruditos en la compilación
en los archivos como el profesor Quesada o el profesor González de León. Para López, la cofradía barroca es la que propicia la creación de los grandes archivos por su inmensa complejidad.
Hasta un 80% del patrimonio documental de las hermandades se llegó a perder, en gran parte por el desconocimiento del gran valor que tenían. Antes de finalizar su intervención, el académico señaló el importante papel que han jugado las hermandades sacramentales, “que son las verdaderamente atesoran los archivos más interesantes y especiales”.
La Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría acogió la segunda jornada del Ciclo de Conferencias dedicadas a la historia y patrimonio documental de las cofradías en Sevilla, con una conferencia impartida por el profesor José María Moreno Andrade, que disertó sobre las cofradías, hermandades y órdenes mendicantes en Sevilla en el tránsito a la modernidad.
Moreno Andrade deleitó al auditorio con una exhaustiva exposición sobre el origen en la ciudad de Sevilla de las diferentes órdenes religiosas, desde su llegada con el Rey Fernando III, tras la conquista de la ciudad en 1248. Durante los años que siguieron a esta efeméride, la ciudad se fue poblando de nuevos habitantes castellanos en su mayor parte, a las que se unieron otras naciones como genoveses, pisanos, francos, alemanes y portugueses.
24 parroquias en Sevilla
Sevilla llega a tener 24 parroquias, la mayoría ocupando antiguas mezquitas y se dedican a la asistencia espiritual de sus habitantes, alrededor de 15.000 personas en esta primera época.
Del siglo XIII al XV se fundan en Sevilla 21 conventos y se convierte en un modelo de ciudad conventual. La presencia de dichos conventos determinará, amen de religiosidad y las devociones, el urbanismo de la ciudad.
El profesor Moreno Andrade señaló que en el siglo XIX se quiebra todo este sistema con la desamortización de Mendizábal. De los 29 conventos que había, se derribaron 13. Sevilla llegó a albergar 36 conventos, 18 masculinos y 18 femeninos. La mayoría de las cofradías sacramentales, de ánimas del purgatorio y penitenciales radicaban en conventos, tan solo 8 estaban en hospitales y parroquias.
Las cofradías siempre estaban en conventos masculinos mayoritariamente, para Moreno Andrade “el papel que se les asigna se puede resumir en el dicho ‘los frailes predican y las monjas oran”. La religiosidad barroca no se entiende sin las órdenes religiosas las cuales
aportan a la ciudad pensamiento, devociones propias y espacios donde se albergarían las cofradías.