Patrimonio aprueba catalogar como BIC el cuadro de Murillo, San Pedro Penitente, del Hospital de los Venerables

En este momento estás viendo Patrimonio aprueba catalogar como BIC el cuadro de Murillo, San Pedro Penitente, del Hospital de los Venerables

Este lienzo fue pintado por Murillo para Justino de Neve y legado por éste al Hospital de los Venerables en 1685, donde permaneció en el retablo de la iglesia hasta 1701. Recuperado en Londres por la Fundación Focus-Abengoa, había salido de España, como muchas otras obras de arte, confiscada por el mariscal Soult en la Guerra de la Independencia

La Comisión Provincial de Patrimonio, en la sesión celebrada este miércoles bajo la presidencia de la delegada territorial de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico, Susana Cayuelas, ha informado favorablemente sobre la Resolución de 2 de junio de 2021 de la Dirección General de Patrimonio Histórico y Documental de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, para la incoación del procedimiento de inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría Mueble, del cuadro San Pedro Penitente, que pintó Bartolomé Esteban Murillo en 1675, que se muestra en el Hospital de los Venerables Sacerdotes.

El cuadro es obra de la época de madurez de Murillo, y muestra claramente las características de ternura y suavidad de colorido que son marca del artista. Además, es característica de este periodo maduro la abundancia y movimiento de los plegados de las telas que, junto con la disposición compositiva general y el excelente rostro del santo, consigue una de sus obras dedicadas a la penitencia y al arrepentimiento más logradas. Además, el cuadro está expuesto en el altar del templo rodeado por una importante moldura tallada con calados, que ya en su época fue inventariada por Justino de Neve, coetáneo y mecenas del pintor.

En suma, esta pintura es una muestra de excelencia en cuanto a la ejecución pictórica, testimonio de la reutilización por un Murillo maduro de modelos de representación tradicinales, pero despojados de cualquier arrebatamiento espiritual porque el artista impone la serenidad característica de sus pinceles.