Por Diego Jiménez.
El olor a azahar en Sevilla anuncia un tiempo nuevo en el que la ciudad se detiene a contemplar la belleza que nos regalan sus Fiestas de Primavera en el abril de sus calles.
El azahar de sus naranjos me ha recordado en este inicio del cuarto mes del año la grandeza de ser andaluz y dedicarme en cuerpo y alma en los últimos once años a llevar por bandera el nombre de Andalucía por España a través del deporte fútbol, fútbol sala y fútbol playa en mi trabajo como periodista y narrador de la Real Federación Andaluza de Fútbol.
Mi padre me enseñó de pequeño, que uno de los mayores regalos que puede dar el ser humano es ser agradecido en la vida; por eso este Rincón del Periodista de abril es de inmensa gratitud por un doble regalo: la buena nueva que la RFAF me anuncia para ser su guía en el ámbito de la Comunicación, acompañado de la mejor tripulación que se puede tener con más de veinte hombre y mujeres profesionales y comprometidos por darle luz al fútbol andaluz.
Gracias a Pedro Curtido, presidente de la RFAF y a toda su junta directiva por la confianza depositada para desempeñar este inmenso honor, que me llega tras 32 años de profesión; prometo ofrecer grandes dosis de humildad, dedicación, cariño, serenidad y compromiso en esta hermosa tarea.
El segundo regalo, no menos importante, es el cúmulo de cariño que muchos amigos de la profesión periodística y de otros ámbitos, me han regalado al conocer la noticia. Confieso que algunos de sus textos y audios me han llegado al alma y han provocado en mí reacciones que han fluctuado entre lágrimas de emoción y la piel de gallina; imposible describir el torrente de sentimientos que he vivido, acompañado de mi familia, en la última semana al leer tantos bellos mensajes de WhatsApp.
Ya lo decía el ilustre Ryszard Kapuściński “El periodismo no es solo una profesión, es una responsabilidad moral” y para este humilde periodista siempre lo ha sido en su carrera profesional, por muchos años que pasen.
Un Universo de infinitas Gracias a la RFAF, a sus trabajadores, a los periodistas, y a amigos de otras profesiones que durante tantos años me han demostrado su cariño y compañía.
Y gracias a Centro Histórico y a su director, Antonio Jiménez-Riquelme por darme la oportunidad de expresar en voz alta este agradecimiento, que es una invitación a seguir sembrando alegría y compasión en la vida.