La espantá

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Por Avanti. Contador de Pamplinas.

La Constitución debería recoger eso tan español de tener el derecho a hacer una espantá cuando no lo veamos claro.

Te pongo en situación: urgencias de un pueblo con menos gente que la recogida de la Canina, cuatro de la mañana, el enfermo con un ataque de alergia y con más vasos en lo alto que una barra de Pachá Ibiza en agosto.

Pues eso, que cuando aparece la enfermera en plan James Bond en Octopussy con una aguja con urbason que ni la espada del Cid, mi amigo pide la venia y se va al servicio…y del servicio casa del tirón y sin mirar para atrás. Es decir, pegó una espantá de manual.

Qué bonito es pegar una espantá de vez en cuando. Exacto, mirar a tu alrededor y pensar: “ya estoy yo en mi casa escuchando Virgen del Valle”

La valentía de saber que la escapada es la única salida factible es la valentía de los que sabemos que perder el partido 0-5 en casa tampoco es tan malo si sabes que los que te quieren te recogerán de igual manera a la salida del vestuario.

Pedir la venía para una espantá debería de recetarlo el médico.

Morir en el intento está bien pero ganar la gloria al saber tus limitaciones es otra cosa, una categoría superior. Dejar al personal pensando; “cohones él tío sabía que no era capaz”

Qué quieres que te diga, ponme un par de espantás fresquitas que son para freír.

Qué quieres que te diga, más vale que te recuerden por una espantá bien hecha que por una faena digna de lluvias de almohadillas.

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